Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de noviembre, 2014

Versos

Recta numérica 15 Variadas son las quimeras del éxtasis tópicos que se agrandan maravilla en el hogar de un rostro que camina mancillando el sentido de la tormenta en los túneles la hélice con propia alienación Cóncavos metales ilusionistas dirigiéndose a todas partes con tal de seguir vivo ni como dejarlo en los jardines sumando apostasías una sed de quebranto subalterno un vuelo que hayas contemplado conforme al teorema que curva los bisoños sueños estelares rigidez mortis de cabellos abandonados sin algo para el té sin misas voluntarias de los difuntos amontonados en la pira funeraria alzándose hasta alcanzar el cielo con las llamas. 20 I Tú tienes un enjambre de abejas múltiples a manera risa en la miel a modo de ladrillos apilados como modorras de tardes que se alejan en las calles Tú tienes un antiguo antojo a la foma de vivir agrégale el pasillo de árboles enormes mirando al cielo en cualquier idioma, cercenados en cualquier país, acongoja

Publicaciones: Coto Boa

Escribe: Alberto Vela Muñoz Los relatos expuestos en el presente texto “Coto Boa”, de Armando Ayarza Uyaco (Iquitos), además del lenguaje divertido y sencillo, están matizados con expresiones propias del hombre ribereño o nato del bosque, como en el caso de “Tigre negro”, donde el personaje reta a la fiera, le habla y logra amainar y vencerle. Aquí la leyenda y la historia se funden logrando mostrarnos la cultura del aguerrido pueblo jíbaro que siempre ha vivido en una extraordinaria armonía con la naturaleza. En el relato “Coto boa” encontramos a una gigantesca y monstruosa serpiente de dos cabezas que emite el sonido gutural del coto mono, con el fin de mimetizarse, tender una trampa, atraer con facilidad a sus presas. Aquí también se ocupa del prehistórico “Sachamama” más conocida como “la madre del monte”, no solo como temible fiera con poderes sobrenaturales, sino sobre todo, como una de las mejores guardianes del bosque ante la ambición y actitud depredadora del hombre oc

Libros: La balada del café triste

Escribe: Juan Rodríguez Pérez Carson McCuller, cuyo verdadero nombre era Lula Carson Smith, nació en Columbus, Georgia en 1917 y adoptó el apellido McCuller a raíz de su matrimonio en 1937 con Reeves McCuller, en quien encontró una afinidad por la música y el arte. En el libro “La balada del café triste”, miss Amelia es un personaje lleno de misterio, audaz y absorbente, con una personalidad definida. Es la adinerada del pueblo, su voz es la voz que prevalece. No conoce otra forma de gobierno que no sea la que ella implanta. Todos la temían y si era posible se hacían a un lado para dejarla pasar porque era posible de buscar un pretexto para armar un lío y entablar juicios a los pobladores y así, irse adueñando poco a poco de sus propiedades. Se había casado una vez con Mervin Macy, pero su matrimonio apenas si duró diez días. Hasta que la llegada de un jorobado cambia las cosas y su situación se ve alterada porque el jorobado a quien llama “primo Lymon” se gana su confianza, desb

Libros: Cuentos amazónicos

Tres talentosos autores, de Lamas, Moyobamba e Iquitos, se han juntado para sacar a la luz este importante libro de cuentos. Se Trata del lameño Jorge Mesía Hidalgo, el moyobambino Werner Bartra Padilla y el loretano Armando Ayarza Uyaco. Las letras amazónicas avanzan a paso seguro, prueba de ello es esta nueva publicación. La majestuosidad del monte, el misterio y las anécdotas de los pueblos de nuestra querida selva, dan pase a una prosa del conocimiento, sencilla y de marcado talento. Un gran acierto de la editorial TRAZOS por esta nueva publicación, de buen acabado y con ilustraciones interiores. El libro está orientado principalmente para los jóvenes estudiantes. Los interesados pueden contactarse a: trazoseditores@gmail.com

Ilustración: Yanapuma

Yanapuma Martín Carbajal Tapullima Ilustración

Cuento: El trapiche

Autor: Ángel Héctor Gómez Landeo Luego de subir al motocarro, le digo al conductor, tengo prisa, llévame hasta el Jr. Inmaculada, al Trapiche. Ya vuelta, seguro que con la trampa, me dice, sonriendo maliciosamente. Sé que no debo mostrarle mi enfado, estoy sumamente apurado. Antes de ingresar al local observo mi celular para comprobar si había logrado llegar temprano. Son las 9:53 p.m., que suerte, aún faltan siete minutos, me digo, aliviado. Busco un lugar apartado e íntimo, pero sin fortuna, pues las mesas que cumplen con esos requisitos están ocupadas. Las parejas y grupos de amigos dialogan alegremente, algunos bebiendo cerveza helada, y otros diferentes tragos exóticos, mientras escuchan rock de los 80 y 90 ¡No entiendo cómo logran comunicarse en medio de tanta bulla! Llego a una conclusión definitiva: No me gusta el ambiente. Dirijo mis ojos hacia mezzanine, descubro sorprendido varias mesas vacías. Allí la esperaré, me digo, complacido por mi hallazgo. Luego, de acomodarm

Libros: El gallo gallina

El gallo gallina La novela de Oswaldo Reynoso “El gallo gallina”, editada por una editorial peruana que ha tenido a bien transcribirla de un original publicado a mimeógrafo, según palabras del autor, hace más de cinco décadas, es una verdadera muestra de ingenio, por ser un compendio de sucesos narrados en distintos tiempos y estilos literarios. Una “gallo gallina” es un gallo de pelea que se asemeja a una gallina en apariencia; con esta peculiaridad, engaña a su rival, a quien después de haber confundido y al punto de alterarle las hormonas, logra vencerlo. El de esta historia, por la trama y su mismo nombre, “Civilísimo”, es un gallo de suma importancia. Tanto su dueño, apegado a su animal al punto de llorar por él y embriagarse al máximo, el adolescente que por desgracia lo hurta, el cocinero que parece haber pactado con el diablo para obtener la receta de una pachamanca sin igual, los inoportunos apristas, los maestros oradores y sobones, los mendigos, y finalmente, el minist

Versos: Karen Morote

REFRANES Con paciencia se gana la gloria pero yo no sé si Gloria opina lo mismo y aunque sea una aguja en el pajar hasta los árboles mueren de pie y no por mucho madrugar se salvan del machetazo. Así en la puerta del horno como pan se nos van las elecciones adiós agua que no beberé dejándome correr me dijiste un día con tu pan que se quemaba de ira. Y si genio y figura van a la sepultura es más bien por el genio que no deja lo de hoy y que no se cree la gran figura que el sol sale para todos. Y se que en boca cerrada no me dirás quién eres y si se calla el pueblo Dios ya no tendrá voz ni tampoco habrá mas elecciones peor esas que por plata hacen brillar monos de oro Y como la mona se quedó con seda yo me quito, como diría el buen Periquito. Del autor (a) Karen Morote Díaz (1975-Iquitos). Premio juegos florales de la UNAP – 1994.

Libros: Bartleby, el escribiente

Herman Melville: 'Bartleby, el escribiente’ El absurdo y la voluntad Borges afirmaba que «'Bartleby, el escribiente' prefigura a Kafka». Fue publicada en 1853, cuarenta y cinco años antes de que este último esbozara siquiera sus escritos iniciales. En efecto, la primera cosa a notar de la breve pieza maestra de Herman Melville es el absurdo: un copista que se niega a trabajar y toma como vivienda la oficina de la que no puede ser echado para, poco después, ocupar el edificio entero. Bartleby es un enigma, un incesante dato oculto. Jamás llegamos a conocer sus pensamientos ni sus conflictos interiores. Lo poco que dice apenas da luces sobre sí y, por eso, es el narrador —su empleador— quien cubre aquella carencia: intenta interpretar lo que ve en él, pero es claro que no son más que meras suposiciones. Por aquel sabemos que el copista es un hombre aquejado por el mal de la muerte. «Es un alma enferma», asegura. Los dos grandes protagonistas del relato —el narrador y

Runamula

Runamula Martín Carbajal Tapullima Ilustración-

Opinión: Los roles del arte y el escritor

Desde muy antiguo se afirma que el arte debe cumplir dos fines: divertir e instruir. El primero es necesario para el regocijo de los espectadores, oyentes y lectores, que bajo ninguna circunstancia se merecen una obra tediosa, insoportable, aburrida; y el segundo es una forma de agradecimiento hacia ellos, un aporte que nace del espacio más generoso y solidario de los artistas. Si examinamos las obras más reconocidas a lo largo de la historia, podremos apreciar que todas ellas contaban con ambos elementos. Así, y ciñéndonos al campo de la literatura, podemos citar “El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha”, novela máxima que refleja fielmente a los soñadores y los materialistas, esos dos modelos de hombres y mujeres que nos acompañan a cada paso; y que también introduce a la narrativa el concepto del coro polifónico, que consiste en dotar de voz propia a los personajes; “Cien años de soledad”, obra cumbre del realismo mágico que nos permite conocer, con precisión, los múltipl

Libros: DOIDAO

DOIDAO José Mauro de Vasconcelos (Bangú, Brasil 1920 – São Paulo en 1984.), es uno de los autores más leídos de Brasil. Su obra “Mi planta de naranja lima” ha sido traducido a más de 30 idiomas. En ella da vida a un personaje, Zezé, que nos cautiva desde el comienzo. Posteriormente encontramos a este personaje en “Vamos a calentar el sol”, y ya adolescente en la obra “Doidao”. Según el autor esta es la obra con la que más se identifica (hay que recordar que la mayoría de los libros de Vasconcelos se nutren de vivencias autobiográficas). En ella encontramos al personaje que adopta el nombre de Ze buscando su destino, tropezándose con situaciones cotidianas como es el amor de Silvia, enfrentándose a un padre enfermo que no ve con buenos ojos esta relación. Un amigo como Tarcisio, cómplice de sus fechorías, y que trata de hacerle entrar en razón cuando Ze no encuentra el camino. Una novela donde el enfrentamiento entre padre e hijo está mezclada con los sinsabores de la enfermedad c

Ilustración

La leyenda del renaco maldito, Ilustración - Beringh Oliveira del Castillo

Relato: Shasha

Juan Rodríguez Pérez Desde que tengo uso de la razón cada vez que pasaba por la casa del viejo Shasha, éste se encontraba sentado en su mecedora leyendo uno de los tantos libros que tenía. Era, tal vez, el único que tenía una pequeña biblioteca en el pueblo de Huinguillo, adornando su salita, motivo por el cual todos los que estudiábamos nos acercábamos, de vez en cuando, a consultarte sobre cualquier tema. Esto le llenaba de orgullo y aprovechaba para relatarnos sus ocurrencias o sus tantas anécdotas vividas en su largo trajinar por los rincones de la selva. En la entrada de su casa tenían instaladas sillas y mecedoras para que el visitante descansara mientras su esposa Agüedita invitaba un jugo de naranja o agua de coco. Yo solía pasar por las tardes, después de salir de la escuela o de recoger agua del río Huallaga. Me detenía a saludarlo y preguntarle sobre lo último que estaba leyendo y él, quitándose los lentes gruesos, me hacía pasar para enseñarme la carátula del libro.