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Tradición: patrona de Tarapoto

  
Patrona de la Santa Cruz de los Motilones en Tarapoto

 
 

 
Todos los pueblos guardan en cada uno de sus habitantes diversos matices de júbilo, devoción, algarabía y festividad; motivados por la llegada de una fecha muy significativa, por lo general de carácter religioso.
En la ciudad de Tarapoto se celebra la patrona de la Santa Cruz de los Motilones, fiesta que se inicia el 07 de julio y concluye el 19 del mismo mes.

Cuentan nuestros abuelos, que para la llegada de esta gran fiesta, los cabezones se preparaban con anticipación casi un año. Ya sea sembrando yuca, maíz, plátano y otros productos de panllevar, así también como la crianza de gallinas, pavos y chanchos. Cuando faltaban pocos meses para la celebración, los cabezones con sus respectivos ayudantes cosechaban los productos y seleccionaban las gallinas y chanchos para esperar la llegada de la gran patrona. La primera semana de julio, las mujeres se dedicaban a la preparación del masato de yuca y chicha de maíz. 

El 07 de julio, por la noche, se iniciaba la gran fiesta con el Albazo, que consistía en una ceremonia con la participación de las autoridades civiles, religiosas, cabezones y devotos, teniendo como escenario la plaza de armas de la localidad. Concluida la ceremonia se daba paso al anhelado movimiento festivo, al compás de la pandilla, dando vueltas alrededor de la plaza de armas para luego dirigirse cada cabezón con gran multitud a su respectivo local. En el recorrido, las esquinas momentáneamente eran las pistas de baile, al compás de ritmos como la marinera, cumbia y chimaichi, acompañados de un conjunto típico constituido por tres expertos músicos que tocaban el bombo, tambor y quena.

En el transcurso de la patrona era casi frecuente ver a grupos de bailarines que visitaban las casas programadas, donde el dueño se comprometía en asistirles con uvachado, chicha, trago y masato.

Las fiestas bailables se daban inicio a partir de las ocho de la noche hasta el amanecer del día siguiente; las mujeres jóvenes asistían al baile acompañadas de sus padres. En aquellos bailes se podía apreciar también la presencia de abuelitas y abuelitos, cuyo movimiento corporal era vehemente.

A partir de la medianoche, cuando las mujeres jóvenes y adultas regresaban a sus casas, se daba inicio con el Capón baile, que consistía en bailar entre varones hasta avanzadas horas de la madrugada.

El 15 de julio, por la noche, después de la santa misa, se daba inicio a la Procesión de la Santa Cruz de los Motilones. El anda era transportada en hombros por los cabezones entrantes y sus ayudantes, que guardaban una promesa a la Santa Cruz recorriendo el perímetro de la plaza, para luego retornar a la iglesia

El 16 de julio era el día central de la patrona, por lo que nuevamente volvía a salir la procesión, esta vez por la mañana. Ese día se decretaba feriado por ser una fecha de mucha religiosidad. Al mediodía se realizaba la entrega del voto; este acto consistía en que el cabezón saliente y sus ayudantes, que en su mayoría eran familiares, se dirigían a la casa del cabezón entrante para hacerle entrega de los diferentes preparativos, como tortillas, rosquitas, bizcochuelos y gallina al horno; en fin, todos estos productos eran hechos por los ayudantes. 

A las tortillas se las daba forma de muñecas, es por eso que llevan el nombre de huahua; también los daban otras formas o dibujaban figuras dentro de estas.

El 18 de julio era el día del Pato; este se realizaba a partir de las 4 de la tarde. Para esta actividad, los ayudantes iban al monte en busca de un shansho (ave silvestre de color marrón y regular tamaño) que era colgado en una soga, conjuntamente con roscas, tortillas y otros dulces; a veces colgaban casitas de avispa botosco. La soga que servía para colgar pasaba por dos horcones en los extremos y era sujetada por los ayudantes que se encontraban al costado de cada horcón.

Los bailarines, en forma tranquila, al ritmo de la pandilla, cumbias, marineras y chimaichi, trataban de coger lo que colgaba, cuando los ayudantes cedían la soga en los extremos. Al shansho no lo comían una vez cogido porque decían que era malo, según las creencias.      

El 19 de julio por la madrugada se realizaba la Caponería con la participación estricta de varones, donde algunos salían jalando esteras de shapaja, cueros de animales y otros objetos, limpiando las calles, haciendo uso de la huasca pichana, (planta que servía como escoba); otros se disfrazaban de guardias para hacer cumplir la limpieza. Con estas actividades se daban por concluidas las fiestas de la gran patrona. 

(Por: Henrry Panduro Centurión)

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