«Relatos extraviados», de Patrick Pareja. Un punto de quiebre en la literatura amazónica

Escribe: Deybi Vásquez. 

La obra de Patrick Pareja se ve el resultado de muchas horas sentado frente al ordenador, preocupado por contar una historia que cumpla con los requisitos del arte literario. Jorge Nájar (2015) dice al respecto «En realidad no existe gran literatura sin un perfecto dominio de las formas. Es así en música. Es así en pintura. Es así en todo el arte».  Es imprescindible que el escritor se preocupe no solo por contar los hechos en primer plano sino preocuparse por la forma en cómo contar esa historia que guste al autor y al lector. En realidad, cada historia exige una técnica narrativa. No todas se pueden contar de la misma manera. García Márquez (2013) dijo en una entrevista realizada por Mario Vargas llosa: «Yo creo que tenemos que trabajar en la investigación del lenguaje y formas técnicas del relato».  En este sentido, esta obra nace cumpliendo los requisitos de fondo y forma. Presenta un lenguaje agradable, fluido, emotivo y rítmico: más acción, menos estatismo, monólogos, menos ideas abstractas y más claridad. Abandona el recurso estilístico de adjetivación engorrosa para poner en acción a sus personajes y sean los lectores que descubran esos estados de ánimos. Otra característica resaltante que encontramos en este libro es la fuerza narrativa que tanta falta hace a muchos escritores. El mismo García Márquez (2013) dice: «…necesité escribir cuatro libros para aprender a escribir Cien años de soledad». Por eso, la gran dificultad es, primero, aprender a escribir». Y creo, sin temor a equivocarme, que, con Habitantes del amor y otros temores, Cuentos escabrosos, la primera y segunda edición de Relatos extraviados; además de una novela y un libro de cuentos inéditos, Patrick Pareja ha conseguido sortear esa dificultad: posee un aceptable manejo del lenguaje. Cumple también con el manejo de la forma de escribir bien, a esto debería agregarse, el compromiso con la función política innata … «ayudar que, a través de su obra, el lector entienda mejor, cuál es la realidad política y social de su país» (Márquez, G.  2013). 

Relatos extraviados es un libro de diecinueve relatos breves que sumergen al lector en el corazón de Belén e Iquitos.  Nos conduce por situaciones desagradables a través de las experiencias anecdóticas, pícaras, burlescas y trágicas de los personajes. Estos relatos deambulan entre el realismo y el naturalismo de la sociedad iquiteña. Presenta problemas de la vida cotidiana, escenarios del submundo y acciones denigrantes: robos, prostitución, drogadicción, alcoholismo, suicidio e infidelidad. La vida cómica, mísera y dramática de un grupo de muchachos aventureros curiosos y vivarachos transcurre entre la soledad, el sufrimiento, la decepción, que sabrán sobrellevar con dificultades y picardía.

Sofía mía es un relato con pinceladas eróticas. El autor lo supo retratar con destreza y disimulo el tema del sexo, evitando caer en lo grotesco, lo «inmoral».  Más bien recurre a la poesía como medio para explayarse sobre este tópico, considerado como tabú en estos tiempos modernos.

Sofía es la chica deseada, voluble, la complaciente y aventurera; es el estereotipo de mujer libertina, moderna, que goza y disfruta teniendo el control sobre los demás; especialmente de los chicos embebidos por el encanto de sus atributos físicos y el deseo carnal de satisfacer sus fantasías de iniciación. Aunque significase: «solo una probadita nomás, y mañana no te conozco» (son las nuevas prácticas de moda que cobran mucha demanda por las exigencias de esta sociedad más liberada de ataduras dogmáticas, que conlleva, sin embargo, al hombre hacia su propia desnaturalización). Sofía deambula en la vida incomprendida de los chicos de su colegio. Actúa como una Dalila que captura con su belleza al deslumbrado Sansón que pronto será desechado una vez cumplido su objetivo. Pareciera una chica fuerte, dura, impenetrable a los sentimientos verdaderos. Pero, muy en el fondo, se siente sola, quizá abandonada, y busca refugio en brazos del chico más trivial del colegio. 

Por otro lado, tenemos la contraparte, Augusto, no es el típico chico feo, mil veces rechazado por la más popular del colegio, el que se recluye en la esquina del salón y solo se limita a imaginar, porque su deseo nuca se cumplirá, ya que su Dulcinea del Toboso espera a otro valiente y guapo caballero y que no es precisamente Don Quijote de la Mancha. Todo lo contrario, Augusto es simpático, y lo mejor de todo, está enamorado de Sofía. Cuando ella lo rechaza, una y otra vez, él no logra entender qué es lo que pasa: a todos le dieron menos a mí. Augusto recurre a las artimañas de Florentino Ariza para poder olvidarla, sucumbir en los vientres de cuantas prostitutas se encontrase en el camino; con la esperanza de que su amada Fermina Daza, en este caso Sofía Mía, con el transcurrir de los años estuviera sucumbida, por fin, en sus ansiosos brazos. Pero eso no sucedió con Augusto, quien habría de recorrer a un plan que sirviera de escarmiento a la chispeante Sofía. 

Y la mejor moraleja de este relato radica en que las personas tenemos una oportunidad de cambiar, esa posibilidad facultada exclusivamente para el hombre.

En La cometa, un niño recio e inquieto del barrio intenta liberar de entre los cables de luz su envidiable cometa sin presagiar lo que se avecinaba. En La inmortal, un grupo de chicos decide investigar la vida de la cuestionada anciana de 95 años, madre de ocho hijos de padres diferentes. Un conductor «imprudente» será víctima de El virus de la muerte de unos pasajeros que deciden hacer justicia con sus propias manos al pensar que ha atropellado a un peatón (como es costumbre en la vida real). El hombre de Borracho flexible se percatará de que no es una buena idea quedarse dormido en un muladar, mucho menos si estás ebrio. En El hombre del maletín azulado, un joven y su madre se llevarán una gran sorpresa al descubrir la verdadera identidad del misterioso hombre. En Saludo presidencial una familia entrará en ruina después de que el presidente de la República salude inusualmente a uno de los integrantes de la familia. En Sombreros a la venta, a un adolescente, víctima de la presión y el cambio de moda de la sociedad, se le ocurrirá emprender un negocio sin invertir un solo centavo, más que su habilidad de correr a velocidad.  En Divino mal, una madre de lenguaje vulgar dará una lección en plena calle a sus curiosos vecinos. 

Relatos extraviados es sin duda un libro que refleja lo que no se debería hacer cuando nos encontramos en diferentes situaciones en nuestro quehacer diario. Por la forma cómo está estructurado, diría yo, sin temor a equivocarme, que es una novela polifónica, narrada desde distintas perspectivas la vida activa de un vecindario donde todo puede acontecer.

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