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Matungo, o la aflicción del ser

 Escribe: Connie Philipps. 


«Matungo» es el octavo cuento de la primera parte, de las dos que abarca el libro «Vidas mágicas de tunchis y hechiceros», de Róger Rumrrill, publicado en 1983, y que el 2020 la editorial Trazos nos devuelve con sus catorce relatos originales y siete magníficas ilustraciones interiores.

Matungo narra la historia de un hombre atribulado y triste con un pasado misterioso que aparece en el puerto un día. Conoce al narrador y se vuelven compañeros de cantina y de relatos personales, sobre todo Matungo, quien insiste en contarle su verdadera historia entre tragos y llanto.

Esta corta historia nos lleva a Yurimaguas, a su plaza de armas, al puerto, a las cantinas y al río Huallaga, escenarios que delimitan el inicio y el fin de lo que le ocurre al personaje principal: Matungo, que a decir de Rumrrill, el nombre alude a un amigo, y según nuestro conocimiento, es el nombre que se le da a un pez de los ríos amazónicos.

El narrador nos sitúa en las horas previas al desenlace. Por él conocemos de los desvaríos, de la obsesión de Matungo por transmitirle desordenadamente aquella historia oculta que lo mortifica y angustia. Para conseguirlo, debemos volver a través de su relato hasta la infancia de Matungo e implicarnos con la poderosa imagen de su padre en los shiringales del Igaraparaná y con los enigmas de sus ancestros witotos de los que descendía su madre y en los que se embebe tempranamente. Ingresamos, como en ráfagas de luces, a su pasado, a instantes en los que casi podemos atisbar quién es ese hombre, pero que luego se diluyen como su figura misteriosa y su pasado inescrutable. Por último, retornamos a los hechos iniciales que marcan el desenlace de la historia, en donde conocemos, a través de don Escolapio Ricopa, los acontecimientos finales que no terminan por decantar quién es Matungo, pero que se insinúan a través de señales.

El autor nos lleva en un viaje alucinante por los recovecos emocionales de Matungo. En su llanto y desesperación por transmitir la historia personal que lo agobia está presente la esencia humana que se funde con el mito; la dualidad del hombre y el ser mágico que, quién sabe, está en la búsqueda de definirse. ¿Quién es Matungo, de dónde viene, qué lo llevó allí? Rumrrill nos deja con un final abierto que nos invita a sospechar que Matungo puede estar navegando en las aguas del impresionante río Huallaga, junto a espigados bufeos colorados, o surcando el Igaraparaná, dueño del reino «donde no existe la sombra».

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