TRAVESÍA ESTRAVAGARIA


TRAVESÍA ESTRAVAGARIA 

(César Ávalos) / Inédito

El hombre del piso de enfrente abre su ventana y su cuerpo que es el cuervo de la noche ya posó sus patas de halo musical. En este mismo momento amanece o anochece para el duro reconocimiento del tiempo, cuándo es cuándo, a qué hora es esa hora enjuta. ¿En qué momento pedir la palabra exacta si es que esta tiene el privilegio de soñar con nosotros?  Sí, ahí llega. Que cambio tan brusco para tratar de describir, los ánimos, los arenales que se extienden como soberbias pesadillas de la marihuana y el alcohol. Qué noche dios mío. Qué vibración es esta que te enaltece o te mantiene en el anonimato. Pasa por el propio silencio de los cuartos, de los edificios vacíos, de las colmenas repletas y ausentes. Qué espanto para las escaleras. Qué espanto para mirarse al espejo, a los ojos, para arreglarse una cara, un gesto, una mancha. Caballero de la mancha and smoking . El hombre del piso de en frente es el gran simulador. Aborrece la luz del sol. Los mensajes que envía son como ondas sonoras, como una represión de cielo, de cielo? No, en realidad el hombre del piso de enfrente maneja otra cutícula. Al amanecer muda, aspira otro aire y se sumerge en veneno. Ve las cosas en dos y saborea la nada que pueblan las mañanas frías que descienden del cielo a tocar los pies de aquella toda esa rareza. Este hombre procrea alucinación. Esto lo aturde porque no encuentra otro tipo de limpieza, extra clean impone él, mientras tanto sube a su cielo y baja a su sótano. Maravilla del estiércol no visto. Vuelos que se inician pajareramente al llegar la noche. Vicisitud de hierba buena. Olorosa. Flor que maquilla los rostros del mundo. Rareza entre otros. El hombre del piso de enfrente busca, desea. Quiere escribir otro mundo, pendejo, donde él ya vivió.

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