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Columna de uno: Cine



El día en el que Damien olvidó rezar el padre nuestro y demás cuentos de terror

 Escribe: Víctor Manuel Nieves Pinchi

Ocho de la mañana, la niñera de Damien se suicida en plena mansión; el niño que aun no sabe sobre el estigma que cae sobre él y su familia, sigue jugando, le gusta manejar el triciclo que le fue heredado de sus padres, unos diplomáticos en ciernes que viven emocionados sus primeros años de amor ante la venida de este angelical niño.

Damien es un niño travieso, pero cuentan los que estuvieron en la mansión, que en su mirada no había maldad, que sus juegos no eran sádicos, que nunca instigó a sus criados ni a nadie que no quería hacer lo que él pedía, que rezaba el padre nuestro sin chistar, además un niño tan angelical cómo se les ocurriría que podría hacer daño. Sin embargo, cuando sale el sol siempre nos trae sorpresas que la noche esconde bajo su gruesa capa de indiferencia, fue una mañana londinesca, de frío viento e indolente sol, que Damien se levantó mal humorado, ensimismado, al verse al espejo reflejó una extraña sombra que ni el mismo pudo comprender a sus escasos cinco años. Se miró las manos, vio más allá de lo evidente. Salió de su cuarto despavorido con la mirada perdida en algún lugar de su lujosa mansión. Una voz le repetía constantemente (como un martillo): “Tú eres el anticristo, hijo del que derrocará al Dios de tu padre, tú eres único y tienes que comportarte como tal, tú gobernarás, así es que hoy tendrás conciencia plena del bien y el mal y serás tú quien decida”. Damien ya no era un niño común y corriente, usó sus primeros juguetes como armas mortales para enfilar en el infierno a todo aquel que se opusiera al plan de su padre. De sus ojos salía fuego mefistofélico y, como buen hijo de su padre, empezó a ser la bandera estandarte del obstáculo del Dios bueno.

Y es así que Richard Donner en 1975 dirigió “La Profecía” (estrenándose en 1976), cinta que fue muy reconocida mundialmente, siendo hasta el día de hoy un ícono del género de terror. Muy pocas, como ella misma, pusieron en una balanza la lucha contra el bien y el mal pero a niveles religiosos y apocalípticos, metiéndose en el inconsciente de todos cuanto la miraron y se asustaron con el film.

Este film se convirtió en un referente del pavor, terror, miedo, horror e incomodidad, junto a otras dos joyas cinematográficas: “El bebé de Rossemary” y “El Exorcista”. Ya en la década de los ochenta aparecieron otros protagonistas, como Freddy en “Pesadilla en Elm Street” y Laurie, en “Halloween”. La temática de las películas ochenteras encontraron su nicho en el miedo de la juventud que estaba entrando con pie firme en la época de la revolución sexual de fin de siglo. Posterior a eso, vinieron  “El muñeco diabólico”, “La cosa”, “Poltergeist”, entre otros.

Una especial atención tienen los filmes como “Tiburón” y el “Silencio de los inocentes”, cuyos directores recurrieron al terror y al suspenso y con tramas totalmente diferenciadas, más reales y con un argumento sólido, lo que les valió varios premios a nivel mundial.

Si bien es cierto la lista es interminable, espero que quienes celebran “Halloween” den un buen tributo a ese día con una buena película de terror. Acá les dejo una lista de películas que podrían aumentar su bagaje cultural en el séptimo arte: “Carrie”, “Scream”, “Entrevista con el Vampiro”, “Nosferatus”, “Los Otros”, “La bruja de Blair”, “El Orfanato” y “Actividad Paranormal I”.
Espero que disfruten del terror y el suspenso y que ayuden de una vez a que Damien cumpla su profecía, están todos avisados.

 

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