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Personaje ilustre: Rómulo Gallegos

 



Rómulo Gallegos (1864-1966)
Escribe: Oswaldo Gonzaga Salazar

OBRAS: Narrativas: “Los aventureros” (relatos), “Reinaldo Solar” (1ª novela), “La rebelión” (Narrativas cortas), “Los inmigrantes” (Narrativas cortas), “La trepadora” (1ª novela rural), “Doña Bárbara”, “Cantaclaro”, “Conaima”, “El forastero”, “Pobre negro”, “El último patriota”, “La doncella”, “La brizna en el pico del cuervo” (póstuma).


Semblanza biográfica

Huérfano desde los 12 años, se ve obligado a suspender sus estudios a los 15 para apoyar a su familia, por lo que desempeña diferentes trabajos e ingresa al magisterio. Se hace conocido como maestro de juventudes de la generación del 28.

Se orienta a la política, siendo nombrado senador de la república. Sufre los embates del dictador Juan Vicente Gómez, viéndose obligado a expatriarse a U.S.A. y luego a España donde publica algunas de sus primeras obras.

Muerto el dictador, retoma y asume la cartera de Ministro de Educación y después el cargo de diputado. Como jefe del grupo Acción Democrática es elegido Presidente de la Republica en 1947, pero es derrotado por un golpe militar el siguiente año y tiene que exiliarse en México hasta 1958, tras la caída del dictador Marcos Pérez Jiménez. Al año siguiente obtiene el premio nacional de literatura.

Formó parte del Círculo de Bellas Artes, movimiento de progreso y trasformación estética en Caracas.

Fundó revistas como “La Alborada”.

Dirigió también la revista “Actualidades”.

Murió en Caracas cuando se aprestaba a publicar su novela “La brizna en el pico del cuervo”.



Obra literaria

“Doña Barbara” / argumento 
Bárbara, una cocinera adolescente de 15 años, trabajaba en una embarcación de comercio ilícito a órdenes de un viejo conocido como el “Taita”. Asdrúbal, un experimentado cocinero llegó a trabajar, y allí se conocieron y se enamoraron; este le enseñó a leer y escribir, y la protegió salvándola del viejo que pensaba venderla a unos turcos; se salvo Bárbara, pero no pudo evitar que tres desalmados la violaran y mataran a su gran amor de adolescente. A partir de entonces se convierte en una mujer desconfiada, fría, cruel, llena de odio y rencor hacia el sexo fuerte y ante todo. Y comienza su venganza. Su primera víctima es Lorenzo Barquero, de quien, ayudada por el coronel Apolinar, se apodera de su propiedad, “La Barquereña”, en una venta fraudulenta en la que logra cambiarle el nombre por “El miedo”. Apolinar también es eliminado.

Ella se convierte en la cacique de la comarca, mientras que Lorenzo, alcoholizado y fruto de su desesperado amor, se ve reducido a la condición de guiñapo humano. Luego nace una hija a quien Bárbara repulsa en el mismo rencor: Marinella. Ambos, con su padre Lorenzo, quien en un tiempo fuera el orgullo de Altamira, pasan a vivir “aislados”.

Santos Luzardo, el primo, siguió otro camino. Estudió leyes en Caracas y ahora como abogado, vuelve a Altamira con el fin de vender sus tierras, pero se ve cautivado por la belleza del llano que siempre estuvo en sus recuerdos y entra en pugna contra la rapiña de doña Bárbara, a quien se enfrenta con la ley en la mano. No cede y la va arrinconando a pesar de las malas artes, hechizos, brujerías y violencias extremas de la “coronela” que intenta ahora seducirlo, domarlo, conquistarlo. Pero, en cambio, Santos protege a Lorenzo y hace de la primitiva y silvestre Marisella, un ser sensible, hermoso y culto, de quien se enamora profundamente. Esto exacerba los celos, el despecho y el feroz odio de Doña Bárbara, madre de la joven. Ahora ya solo piensa en la venganza, viendo lejos ya su amor imposible. Marisella se enfrenta valientemente a la madre tratando de evitar que le haga brujería al hombre que ama.

Viendo ya en su hija solo a una rival, coge su escopeta y se dirige a Altamira a matarla. Pero cuando está a punto de consumar el hecho, recuerda a Asdrúbal, el único hombre que amó y fue bueno con ella, y comprendió que si no pudo ser feliz, tampoco podía impedir la felicidad de su hija.

Bárbara se marcha para siempre dejándole una carta a Santos donde cede todas sus propiedades a Marisella y se pierde en el río. No se sabe el destino que tendrá. El desenlace queda en suspenso: ¿O muere o se retira a vivir en una penitencia?


Análisis e interpretación

La trama fue concebida, cuenta el autor, durante un viaje por los llanos de Apure. A su paso por ese paisaje de una naturaleza indomable y bravía, supo de una mujer llamada Francisca Vásquez y de sus pleitos por la posesión de tierras. Este personaje se convirtió en Doña Bárbara.

Esta obra es una novela de tesis. Los personajes principales son símbolos que representan las fuerzas en abierta oposición entre la civilización y la barbarie, representados por la ciudad y el llano, la lucha entre la ley y la autoridad, contra la arbitrariedad y el cacicazgo.

En Doña Bárbara llega a su apogeo lo que se llama la narrativa de la tierra, la narrativa criolla. América está representada en sus paisajes, sus costumbres, tradiciones y problemática social.
Se plantea el problema de la mujer en el medio que le es sumamente hostil. Doña Bárbara simboliza el atraso, el caciquismo, la violencia, el paganismo y la superstición, opuestos a Santos Luzardo (abogado) que se le enfrenta armado en la ley que trae de la ciudad el progreso y la cultura.
Santos protege a Lorenzo y hace de él un ser hermoso, sensible y culto, y vencen en medio de un torbellino de pasiones. Observamos que Marisella representa la transformación de una joven silvestre que sufre el primitivismo y logra asimilarse a la cultura.

En Santos Luzardo están los ideales que guiaron al autor en su vida pública. Decidido defensor del progreso y la democracia; franco opositor de toda forma de dictadura e injusticia social. En el desenlace y final de la obra resume su mensaje de fe en el destino de América. Al triunfar el amor triunfa la civilización, entonces la barbarie retrocede y así es posible una Venezuela más justa y moderna.



Por otro lado, quedó atrás lo que simboliza Lorenzo Barquero: Dueño de tierras por tradición. Heredero de territorios seculares. Encarna la clase cuya forma de vida incluye corruptos y advenedizos como Apolinar Moscote, que por miedo y ambición se vende al mejor postor.

En un principio la novela se iba a titular “La Coronela”, pero después fue publicada en España (1929) con el nombre definitivo de “Doña Bárbara”, en medio de grandes halagos y aplausos.
Fue aceptada incluso por la crítica más severa, considerándola como una de las pocas que satisfacen las expectativas de un público internacional.

Fue reconocido que el conflicto entre Santos y la Doña, lejos de ser personal y episódico, adquiere grandeza histórica: es el conflicto fundamental de la América Latina. A la estirpe de Doña Bárbara pertenecen los tiranos; a la de Santos Luzardo, los defensores del progreso y las ideas.

El máximo galardón literario de América Latina es el premio Rómulo Gallegos, creado por el Instituto Nacional de Cultura y Bellas Artes de Venezuela, Premio Internacional de Novela. Fue instituido por primera vez el año 1967, y le fue otorgado al escritor Mario Vargas Llosa.//




Fragmentos

“Las almas en pena que recogen sus malos pasos por los sitios donde los dieron; la Llorona, fantasma de las orillas de los ríos, caños o remansos y cuyos lamentos se oyen a leguas de distancia; las ánimas que rezan a coro, con un rumor de enjambres, en la callada soledad de las matas, en los claros de luna de los calveros, y el Ánima Sola que silba al caminante para arrancarle un Padre Nuestro, porque es el alma más necesitada del purgatorio; la Sayona, hermosa enlutada, escarmiento de los mujeriegos trasnochadores, que les sale al paso, les dice: ‘Sígueme’ y de pronto se vuelve y les muestra la horrible dentadura fosforescente, y las piaras de cerdos negros que Mandinga arrea por delante del viajero y las otras mil formas bajo las cuales se presenta…” //

“Un sol elegante, de mediodía llanero, centellea en las aguas  amarillas del Arauca y sobre los árboles que pueblan sus márgenes. Por entre las ventanas, que, a espacios, rompen la continuidad de la vegetación, divísame, a la derecha, las calcetas del cajón del Apure —pequeñas sabanas rodeadas de chaparrales y palmeras— y a la izquierda, los bancos del vasto cajón de Arauca —praderas tendidas hacia el horizonte— sobre la verdura de cuyos pastos apenas negrea una que otra mancha errante de ganado... En el profundo silencio resuenan, monótonos, exasperantes ya, los pasos de los palanqueros por la cubierta del bongo. A ratos, el patrón emboca un caracol y le arranca un sonido bronco v quejumbroso que va a morir en el fondo de las nimias sole­dades circundantes, y entonces se alza dentro del monte ribereño la desapacible algarabía de las chenchenas o se escucha, tras los recodos, el rumor de las precipitadas zambullidas de los caimanes que dormitan al sol de las des­iertas playas, dueños terribles del ancho, mudo y solitario río.” //

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