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Poesía sanmartinense contemporánea
Poesía sanmartinense contemporánea / Tras los pasos de la poesía de
Ricardo Josadht
Connie Philipps
Espejismos, realidades, furia, cariño, desamor, alegría, llanto, agonía… Todo eso se concentra en los poemas de la "Antología literaria sanmartinense" (2012), que el centro Cultural Rezistencia ha recogido para el deleite de ávidos lectores; de aquellos que vibran con los versos, para los que dejan desbordar el sentimiento y viven la emoción que enreda la razón y no la deja ser, para bien del alma.
Dieciséis poetas, recogidos en una extraordinaria muestra de la poesía sanmartinense contemporánea, nos subyugan. Encontramos en Carlos Izquierdo una profunda devoción por las aulas y el grito que denuncia la pérdida de la inocencia. En Darwin Córdova, la voz del bosque se convierte en verso de un rotundo llamado de auxilio y de vibrante color que agita mundos raros y sirenas mitológicas. Gavino Quinde nos traslada al olor y la fuerza telúrica de nuestra Amazonia, al susurro de su palabra mágica y a la fuerza vivificante de nuestros ríos. Ethel Linares nos impregna de la energía femenina, de su llamado a la acción. Son palabras de aliento, incitantes, rebosantes de un espíritu libre y guerrero, pero también surge con la voz del cariño que se entrega en infinita pasión. Félix Maquén nos toca el alma al amar y, a gotas, nos estruja el corazón con versos que deslumbran, que rompen todo esquema y resistencia imaginados. Con Vedrino Lozano, el recuerdo de un maestro de las letras nos conmueve, para luego conducirnos, inquietante, en dulce añoranza hasta el amor juvenil, a quien coronó reina de las plantas y del viento. Mas, con juegos de palabras se conjuran precisas, fantásticamente, las líneas de exóticos y expresivos poemas que logran anidar en la pluma de Olande Silva. Daphne Viena nos transporta con delicadeza a la apacible serenidad de la vida familiar y nos envuelve en la tristeza del amor que se ha ido. Entre tanto, la vacuidad de la vida y el funesto momento de la muerte se entrelazan para atraparnos en los versos de Carlos Maktangrunaka; y como un himno a su pueblo, con elegancia y admirable orgullo pinta la belleza de su tierra: Lamas. Luis Alberto Vásquez nos captura en armónicos versos que hacen eco del bosque; de su paz y su riqueza, de su llanto y su esperanza; y humano él, desde el más profundo abismo del hombre: la pena infinita, versa una canción a la tristeza. Y así… todos ellos nos dejan profunda huella de su canto, de su letra, de sus versos vehementes, que con ímpetu nacen del alma del poeta.
Y entre esas páginas, la poesía de Ricardo Josadht me invita a conocerlo más. Solo ocho poemas, como tenue lluvia, dejan entrever encendidas y sedientas frases concentradas en poemarios inéditos: "Gotas de desierto", "Palabras terrenales", "Rosa baldía". Pero él no está, no he podido averiguar o no he querido por el velo de misterio que trasunta no saberlo, e imaginar dónde estará el poeta, en qué caminos se hallará su creación en la que fluye el amor y la tristeza.
En "Rosa baldía" encontramos "Cuando nace la Rosa". Un poema que nos transporta a un momento de creación mística y de poderosa posesión: "Es tu halo quien guía a mis entrañas hacia el pincel; / el pintor no crea a la musa, / la musa crea al pintor. / Y cuando te creas en mí, no hay forma definida, / eres el viento, la arena, el río, el canto, el silencio… ". Con angustiante voz expresa en "El Juicio": "Este es el terreno donde mueren las flores, / este es el lugar donde sentencian a las almas, / donde callan despavoridos los ruiseñores, / y se refugian en silencio, de terror, las palabras", ¿qué será lo que lo lleva al delirio en sus versos? Y continúa con una entrega infinita, fecunda: "No queremos que nos condenen al sufrimiento; / si llegaras a sufrir, Rosa, yo te cambiaría mi Sol, / padecería tu dolor, por sentirte feliz en el firmamento". Entre tanto, en "Rosa celestial" yace una invocación al perdón por no haber podido retener a la mujer amada; es un acto de resignación y de velada imprecación a sí mismo: "Aunque jamás me escuches y jamás me mires, / y aunque jamás sientas mi alma cerca a tu piel, / perdóname, perdóname… no importa el porqué".
Un poema me sofoca y agita el alma. Es un clamor manifiesto, agónico. "En Ansiedad: Sin universo", con profundo dolor y nostalgia clama por la pasión perdida, por la que ya no está: "Se mueren mis ojos por volver a verte, / mis labios se entrenudan por besar tu piel… / Quisiera, amor, en estos instantes tenerte, / para no soltarte… y quererte y querer…". Se desnuda, sincero, con el alma abierta al amor que lo retiene: "A veces, no soy tan fácil de entender… / Te quiero. Y no te quiero tener". Finalmente, doliente musita: "Yo, he tratado de alejarme de tu cuerpo, / pero parezco ser parte de tus huesos. / Si vieras como lloro por ti… y cómo estoy sufriendo… / ¿volverías a mí, mujer?... ¿volverías?". Si escribes, poeta, regálanos pronto un libro que calme la sed de tus versos. Donde estés, donde te encuentres: hazlo ya.
A todos los poetas, gracias por permitirnos disfrutar de su creación. A los editores, nuestro reconocimiento por creer en el talento regional y difundirlo, por arriesgar y trazar nuevos derroteros. La poesía sanmartinense contemporánea se augura extraordinaria, subyugante, comprometida. Quienes la amamos, esperamos muy pronto una segunda antología y para ello necesitamos instituciones que crean en el fortalecimiento de la identidad regional reconociendo y promocionando el talento de nuestros escritores amazónicos. La cultura y transformación de nuestros pueblos va por ahí.//
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