Raúl Porras Barrenechea


Peruano ilustre

El maestro Porras fue historiador, crítico, diplomático, hombre de letras y periodista; pero sin duda la vocación de su vida fue la enseñanza, enseñó en colegios y en universidades. Como maestro en el aula "no quedaba ni un espacio vacío cuando se anunciaban las clases, al menos en el campo de las humanidades, no hubo otro profesor universitario como él. Otro historiador  de talla como Jorge Basadre lo recordaba como el que sabía dar una amenidad muy propia a sus clases, sus conferencias y conversaciones, logró que alumnos lo aplaudieran entusiastamente", luego sus clases se prolongaban en su casa con tazas de café y chocolate y, según Vargas Llosa, se aprendía más en sus conversaciones que en la clase.  Maestro de varios intelectuales como Hugo Neyra, Pablo Macera, Luis Jaime Cisneros, el mismo Vargas Llosa, intelectuales nacionales como extranjeros.  

El maestro Porras es parte de una generación del centenario, generación que se preocupó por entender el Perú en su totalidad,  es decir, en todas sus complejidades históricas,  culturales y sociales. "Allí están sus Crónicas perdidas, presuntas y olvidadas sobre la conquista del Perú, Mito, tradición e historia del Perú, Fuentes históricas peruanas, este último mereció el premio nacional otorgado a los estudios históricos. Otra de las obras importantes es sobre El Inca Garcilaso en Montilla que aportó una valiosa información documental para esclarecer un extenso lapso de vida del autor de Los Comentarios Reales". La misma inquietud que transmitió a sus discípulos. 

Fue diplomático, ejerciendo las funciones de canciller en el gobierno de Manuel Prado, su aporte fue decisivo para que en los problemas internacionales se dieran soluciones, "ofreciera las luces de su inteligencia lúcida y rotunda que marcó siempre rumbos firmes y definidos a nuestra Cancillería". Murió en 1960 después de que el presidente Prado, siempre alineado a los intereses norteamericanos, decidió separarlo del cargo, por votar en contra del bloqueo económico a Cuba. Esta experiencia amarga lo lleva a la muerte el 27 de septiembre.


Teodomiro Chinguel Santos//

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