Poemas de Carlos Maktrangunaka
Ayer me amabas
Ayer me
amabas tú cuando desdeñábate
yo, y al
ver que hoy no me adoras y yo
/te quiero,
en el
pasado puedo la dicha que perdí
hallar al
contemplarte.
En el
pasado puedo ubicar
la dicha
que perdí al no haberte
querido en
oportuna ocasión.
Porque te
vi como las tinieblas
fea, no te
dije nada. Porque
me vi en
las cimas de los picachos,
y a ti, en
la depresión de la inercia,
arrogante,
no te dije nada.
Porque te
vi humilde y corta para
llevarte a
vivir en mi opulencia
y
locuacidad, no me atrajiste.
Ahora
sospecho que han de ser de otro
tus besos,
abrazos, alma y todo;
nunca míos.
No porque no quisiera;
porque,
atrabiliaria, me los niegas.
Nada valen
belleza, talento
y virtudes
de un ser cuando en una
mujer amor
para él no hay.
¡Ay locura!
Porque ahora que te veo
en los
sombreros de los picachos,
yo me
achicharro en la poquedad
de la
inercia, rojo, como un sol
cansado que
se hunde en su agonía.
Y al
mirarte fuera de mi gana,
quiero
resucitar en tu espíritu
estoico el
amor que me niegas.
Pero al
verte que no me amas ya,
en el
pasado puedo la dicha
que perdí
hallar al contemplarte.
Tus distancias
Con tu ayer
y tus distancias,
que hoy me
son ajenos,
te sueño.
Vagué fuera de
todo, y me
acerqué a un acá
que me es
lejos.
¡Qué
expectativa en mirarle
caminar,
desvinculado
de uno, a
alguien que fuera amor
deseado!
Nada ya
puedo, querida,
con el
pasado que quiso
ser otro.
No obstante, te
quiero más,
con un más
que será siempre
menos para
ambos.
Te recuerdo
apenado, y
nada más,
con sólo el
cómo no haber
sido tuyo,
tuyo,
impecablemente
tuyo,
siempre
tuyo
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