Versos: Vedrino Lozano


Versos 

 Escribe: Vedrino Lozano Achuy*

Soy Nabucodonosor
el hombre que se rebeló ante Dios
y se volvió loco.

Siete tiempos me tomó fumar la hierba de los campos.
Pinté una ventana
como si fuera un rompecabezas absurdo.
Resulta inútil implorar a los grandes espíritus
que el alma no sea desdoblada por las manos.
Sé que estoy loco.
Pago media res de vida
y sobre-vivo.
Es ahí cuando el hábito se convierte en instinto.
Me sentaré a beber el agua de tus ojos
en la fragilidad seca de los túneles.
Volveré a respirar
en jardines colgantes el aroma de tu nuca ausente.
Sabré acariciar las nuevas flores
pero no podré hablar las futuras lenguas.
Soy Nabucodonosor
el hombre que se reveló ante Dios.

No me sigan porque yo también ando perdido.
                   

                            ***  
           
                             A Guillermo y Elilia

Guiado por las antorchas de las ménades mi abuelo atravesó el océano en un barquito de papel.
El verano de sus ojos rasgados fundió el caudal de los ríos convirtiendo  a los hombres en peces y tortugas.
Entre banderas rojas y dragones de jade blanco me sumerjo en su historia.
Bebemos el rocío de las palmeras y chacchamos un poco de chonta para refrescar la garganta.
Montado sobre una grulla llegó mi abuelo.
Engendró siete mujeres y un mono blanco.
El shilcayo sube tan alto como las mantonas que descienden del cielo
producto del ayahuasca – me dice.
Mi abuela se cobijaba en el humo de sus mapachos. Una pichanguita y se convertía
en la mujer araña.
Aún la veo trepando las paredes amarillas de su ceguera.
Lo eterno reside en la memoria y ella prefirió ocultarse de los recuerdos.

                              ***

Los pájaros también se suicidan
repitiendo la escena monótona de los salmones.
Bajo el puente la ciudad se divide en dos: Aquí el cielo de los mudos. Allá mi abismo personal.
No es necesario cruzar el río para pernoctar en paz.
Desde aquí el desierto parece un oasis crucificado. Apenas distingo las líneas trazadas por furiosas hormigas.
El viento golpea las esteras y los pájaros como veloces kamikazes se estrellan contra los árboles. No se van a morir al cielo porque la inmolación no es parte del contrato.


* VEDRINO LOZANO ACHUY nació en Tarapoto, la ciudad de las palmeras, en 1981. Poeta y narrador, autor de varios libros.

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