Religión y cultura


Religión y cultura

                                                                                                             
Carlos Villacorta Valles

Escribo el presente, por pedido de un amigo de la Ex Escuela Normal Virgen Dolorosa de Tarapoto (década 1970),  Hoy Instituto de educación Superior Pedagógico Público “Tarapoto”. Luchamos juntos la década del 70, por una Universidad para San Martín, que hoy gozan los sanmartinenses. Religión, tema muy amplio, aparecerá una II parte.
El hombre desde que aparece sobre la tierra desarrolla una tridimensionalidad: biológica, psicológica y social, biopsicosocial. Son los teóricos de las clases dominantes que agregan la “espiritualidad” como ente aparte con el cual inventan el término de “religión” y lo “sagrado” para someter y oprimir a los pueblos. Nos remitimos al significado del término: religión. Del latín RELlGIO-ONIS: derivación de religare. RELIGARE: atar, sujetar, ligar, ceñir estrechamente. Pero estos teóricos religiosos sólo nos proponen interesadamente lo de dios, liturgia y moral. “Sagrado” significa etimológicamente “algo separado”, que está en otra dimensión.
Recalcar que lo sagrado es concebido interesadamente bajo dos conceptos: como un “misterio”: asombroso incognoscible, y “reverencial: poderoso y temible. Ejemplo, la palabra dios debe escribirse con mayúscula reverencial  y, donde se le rinde culto debe ser sagrado, misterioso y reverencial.
Según la evolución cultural, la etapa prerreligiosa es lo mitológico o representación fantástica de la naturaleza en la mente de los hombres, donde las fuerzas de la naturaleza adquieren fuerza no natural conocido como animismo, de ahí se evoluciona al politeísmo (mitología griega) para llegar al monoteísmo. La ciencia también se va desarrollando paralelamente. Resumiendo: mitología-magia, religión y ciencia.
 Ahora bien, si el principal objetivo de la cultura es proteger al hombre, la religión actual no lo cumple. La etapa prerreligiosa si cumplía, el hombre originario trató de explicar el mundo que vivían de acuerdo a sus rudimentarios conocimientos, lo que no podía explicarse lo atribuía a fuerzas superiores, por ejemplo, no sabía porque la lluvia y porque a veces su caída eran por días generando inundaciones y huaycos destructores, razón por la cual le rendían culto y sacrificios, con un afán estrictamente de protección apelando a su mente creativa y porque conocía sus límites. Igual pasó con sus sueños y pesadillas donde veían a sus familiares y seres queridos que habían muerto, situación que los hacían pensar que existía otra vida, por ello los enterraban con sus cosas que les pertenecían y rendían también culto a sus muertos.
Se deteriora esta inocencia y armonía con la naturaleza cuando aparece la propiedad privada, y, como consecuencia la desigualdad económica y social, genera el esclavismo, unos pocos se apropian de la producción y sus excedentes y, también se apropian de la religión como mecanismo de control y dominación, inventan un dios único sin forma, espacio, tiempo y lugar, le llenan de misterio y temor, de un dios castigador,  hacen creer a la gente que ellos descienden de ese dios y a nombre de ese dios gobernaban y podían disponer de los seres humanos como una cosa más, el que no obedecía o contradecía era asesinado. Este dios único y la cosificación de los seres humanos se consolida con el feudalismo (dominio absoluto económico y religioso desde el Estado de la iglesia), son dos milenios imponiendo la religión a sangre y fuego, con las sanguinarias Ordalías o juicios de dios, lo penetran hasta el fondo de la mente del ser humano, crean templos para ello, escriben un libro, la biblia con un dios tremendamente autoritario y terrorífico, hasta que lo materializan con la aparición de Jesucristo. Desde el día en que Cristo inició su prédica pública, comenzó también a hablar de amor, temor y amenaza; el día del Juicio Final, su principal amenaza, la promesa de un premio eterno para los que aceptaron y de un castigo igualmente eterno, para los que la acogieran con, indiferencia o incredulidad. La religión se convierte en freno del desarrollo económico.
La burguesía capitalista, toma el poder en 1789 y libera al hombre del feudalismo, es decir del dominio absoluto económico y religioso de la iglesia, decreta libertad de credo, promueve los Estados laicos, que son la mayoría en el mundo pero, convive con la religión porque le conviene a sus intereses económicos y de control mental.
A mediados del siglo XX, el capitalismo entra en una descomposición total, debido la enfermiza y desmesurada acumulación de la propiedad privada de los medios de producción en pocas manos y la imperialización del capital; crisis existencial, cultural, moral, militar y familiar que genera también perspectivas históricas nuevas como el pensar aceleradamente en la necesidad de forjar una nueva sociedad más justa. Los teóricos burgueses capitalistas inventan estrategias de muerte y control para salvar el sistema, pero el capitalismo sigue muriendo.
Para que las nuevas ideas de un nuevo sistema no prosperen, no sólo se dedican a calumniar, satanizar y tergiversar las nuevas teorías liberadoras, en su desesperación, profundiza la religión como instrumento de desfogue de las angustias y miserias que propician, el catolicismo como su primera fuerza de control entra en crisis moral a todo nivel, el vaticano exige apoyo, firman el famoso concordato, que es un acuerdo entre la Iglesia católica (Santa Sede) y un Estado para regular las relaciones entre ellos, en materias de mutuo interés, donde la iglesia gozará de las exoneraciones y beneficios tributarios y franquicias, la enseñanza de religión estará a su cargo pero, los profesores de religión deben ser pagados por el Estado. Los niños y niñas, en las instituciones educativas son segregados en función de las creencias o convicciones morales de sus familias. El capitalismo crean nuevas confesiones religiosas, -cosa curiosa, la central de casi todas es EEUU, el núcleo del capitalismo-. Esta millonaria campaña religiosa en contra de un nuevo sistema, desnuda a la religión en su patología amorosa, el adulto fanático religioso es como un niño de 3 años de edad que nunca ha podido librarse de la tutela de sus padres, que clama y llora por su padre al sentirse inseguro, cuya satisfacción patológica sólo lo encuentra en la religión, donde piensa falsamente que encontrará solución a sus problemas, limitando el desarrollo de su verdadera capacidad, que cuando tiene algún éxito o algún logro no lo atribuirá a su capacidad personal, sino a dios, de ahí la famosa frase: “gracias a dios” o “dios lo quiso”.
Nuestro Papa Francisco latinoamericano está de acuerdo con la libertad de credo, ha dicho “No es necesario creer en dios para ser una buena persona”.
La única posibilidad de la libertad de credo, libertad de conciencia y pensamiento,  con el fin de respetar los derechos de todos y todas, es que la religión salga del horario lectivo obligatorio, derogándose los concordatos. El Concordato con el Perú se firmó en 1980, durante la dictadura militar de Francisco Morales Bermúdez.
La religión, algún día tendrá que pagar sus pecados históricos: el de presentar una imagen falsa del mundo para los ingenuos y los crédulos, su doctrina impuesta con sangre y con diabólica sicología de la recompensa y/o el castigo eternos. Sin embargo, la religión ha sido taponeado tanto en la mente del ser humano que sólo va a desaparecer en la medida como desaparezca el sistema económico social opresor que lo amamanta, en este caso el capitalismo. //

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