El parque de Fabulinka



Edgard Bendezú
markopolob@hotmail.com

¡Hola ñañitos y ñañitas: ¿Será verdad?... dicen que ustedes los niños, ¿no leen porque son flojos?... hummm ¿de repente tienen piojos?), ¿no leen porque son haraganes?, ¿quizás comen muchos panes?,  ¿no leen  porque son aburridos?,  hummm, ¿les han regalado libros divertidos?…  (¡ya pues señor, señora, acostúmbrense a regalar libros donde las palabras sean fiesta, emoción, suspenso, ¡usted no es un menso!) Hoy, por este parque de letras venía huyendo una gallina, ¿por qué corres?, le dije. “Es que he visto al zorro bocón, mejor me escondo en un rincón”, me dijo. De pronto, vi a una abejita volando que también iba apresurada: ¿Por qué huyes?, “Es que he visto un sapo, de él me escapo”… y cierto, yo también los vi:


EL ZORRO Y EL SAPO


Cierto día a orillas del río
le dijo el zorro al sapo:
“Oye simisapa bocón
quiero hacer una carrera contigo!
Y el sapo le contestó:
“¡Ya pues, tu corres por la orilla del río
y yo por el agua”.
Y entonces empezó la carrera;
el zorro cada cierto tiempo,
decía: “Sapo, ¿estás allí?
“Croac croac, si”, decía el sapo;
Rato después,  “Sapo, ¿estas allí?
“Croac craoc, si”, decía el sapo;
… pero de pronto, al acto
 al ver uno y otro moscardón
al sapo le dio hambre, no corrió mas
y dijo: “Primero es mi alimentación
que estar como zonzo, en esta competición”.

Esta fábula fue creada en Huancavelica, por los profesores: Alejandra Soto Lula, Mary Luz Poma Gómez, Erika Villalva Chocca; y ahora, ¿quéee?, están hablando en un árbol, ¡shhhhh…! escuchemos…

EL GALLINAZO Y EL CHIVILLO

(el chivillo es un ave pequeña de plumaje negro)

Cierto día un Gallinazo, le dijo a un Chivillo:
¡Tú me das pena, no vales ni un sencillo,
eres un gusano, un pobre enano!
El chivillo, sereno contestó:
¡Qué bruto es usted señor Gallinazo!
¡por las puras es usted grandazo!,
¿acaso no sabe que a los seres
se les mide por sus valores,
por su inteligencia y no por el tamaño?...

Quien valora solo por el tamaño a los demás
está mostrando que su mente, ¡no da para más!

(Extraído del libro: Fábulas
que hacen Cosquillas)

¡Ves, cuando es así la lectura, hasta nos olvidamos de mover la cintura! Y para terminar, un homenaje al amor:

¿QUE VENDEMOS PARA CASARNOS?


El rey Arturo vendio su castillo
para casarse con Marisol.
Marisol vendió su tazón
para casarse con Sansón.
Sansón vendió su hacha
Para casarse con Natacha.
Natacha vendió su baúl
Para casarse con Paúl.
Paúl vendió su diente
Para casarse al día siguiente…

… Y ya sabes, ¿que vendió tu papá
para casarse con tu mamá?...

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