Personaje ilustre: Alejandro Casona


 
 

ALEJANDRO CASONA 
(1903-1965), por:
Oswaldo Gonzaga Salazar

Alejandro Rodríguez Álvarez, uno de los más grandes y fecundos dramaturgos y poetas españoles del siglo XX, nació en una casona de Asturias. Estudió filosofía y letras en la Escuela Superior de Magisterio (Madrid). Comenzó siendo maestro rural y luego director del Teatro de Misiones Pedagógicas, llamado también el teatro del pueblo, al que dirigió por cinco años en más de 300 actuaciones a lo largo y ancho de toda España.

En 1934 le fue otorgado el Premio Nacional de Literatura por su obra de lecturas para niños "Flor de Leyendas".

Obtiene el mismo año el afamado premio Lope de Vega por su original obra: "La sirena varada". Su fama se extendió y en sus viajes por toda Latinoamérica representaba lo más eximio de sus creaciones teatrales con rotundo éxito; la mayoría de ellas, años después, fueron también llevadas a la pantalla cinematográfica, lo que hizo más conocido y popular su arte escénico.

Vivió en México y después se estableció en Argentina al término de la guerra civil española. Regresó a Madrid dos años antes de su muerte.

El poético simbolismo del teatro original de Alejandro Casona se caracterizó por esa mezcla armónica de realismo y fantasía que viven sus personajes entre lo real y lo ideal, luchando por lograr la realización de sus sueños y redimirse de las desgracias y sinsabores sufridos; por eso se ha dicho de sus obras que contienen una "pedagogía del alma". Sus personajes siempre encuentran una salida heroica y noble y, aunque crucen la muerte, siempre triunfa el amor, el bien de la esperanza.

Si de nosotros dependiera lo nombraríamos digno heredero del cetro del maestro del teatro castizo español Lope de Vega.

Los resonantes éxitos que logró cosechar llegaron a colmar en grandes aclamaciones las plateas de los teatros y cines latinoamericanos de la época.//


Análisis literario de la obra de 
teatro "La barca sin pescador"
de Alejandro Casona

  
  
 
 
  

La barca sin pescador

Esta es la historia de Ricardo Jordán y su pacto con el diablo, también llamado con el nombre elegante y burgués de caballero negro.

Ricardo, hombre de negocios, financista audaz y especulador sin escrúpulos, esta vez está al borde de la bancarrota. Sus llamados "amigos" son los primeros que, como ratas, abandonan el barco antes de que termine de hundirse. Es cuando el caballero negro aparece por entre la neblina como sueño y le hace la propuesta: salvarlo financieramente en cambio del único delito que él nunca ha cometido: matar, no con sus manos sino con su voluntad y a distancia: un crimen sin sangre. Al caballero negro más le interesa la conciencia; Ricardo andaba desesperado por dinero como diablo por alma, y acepta. 
En una aldea lejana, Peter Anderson cae al mar tempestuoso desde un precipicio y se oye un desgarrador grito de mujer. La barca queda sin pescador.

El recuerdo del angustioso grito y el sentimiento de culpa perturban tanto la tranquilidad de Ricardo que decide ir a conocer esas lejanas tierras. La casa, la familia, las personas afectadas; desea ardientemente confesar su culpa.

Se queda dos semanas conviviendo con ellos. Descubre en Estela, la viuda, una bellísima mujer, pero sobre todo el valor inmenso de una mujer honrada, llena de abnegación y pureza. Ahora se aman entrañablemente.

Cuando va a confesar su culpa, Frida, su hermana, esposa de Christian, le revela que éste ha muerto por el fatal coletazo de un golpe de mar; pero que, estando moribundo, le confesó la verdad. El empujó a Peter. Pero Estela ya lo sabía, por eso es que lanzó ese grito que tanto lacera los oídos de Ricardo en el recuerdo. Por amar a su hermana y al hijo de ésta, Estela calló. Ricardo creía haber consumado el acto fatal, pero el diablo le ha engañado. Se ha aprovechado del suceso para arrancarle la voluntad de matar. Ricardo entonces comprende, como despertando de un sueño, que el asesinato sin sangre puede realizarse en sí mismo, asesinando a su yo perverso, a su ego, egoísta y codicioso. 

Todo esto ha valido para que él se enfrente a su verdad, lo que consigue valientemente con la fuerza que le da el amor que Estela en él ha despertado.

Ricardo Jordán ha resultado ganador en el pacto. El caballero negro pierde frente a lo limpio de la conciencia lavada por el amor ¡pobre diablo! 

Esta es la llamada "pedagogía del alma" que siempre ha llenado de optimismo la vida del maestro y educador que siempre fue Alejandro Casona.



Poema

EL MILAGRO PEQUEÑO

¡Aquella pobre niña 
que aún no tenía senos!

Y la niña lloraba: 
—Yo quiero tener senos. 
Señor, haz un milagro;
un milagro pequeño. 

Pero Dios no la oía, 
allá arriba, tan lejos... 

Y cogió dos palomas, 
se las puso en el pecho... 
Pero las dos palomas 
levantaron el vuelo. 

Y cogió dos estrellas, 
se la puso en el pecho... 
Las estrellas temblaron 
y se apagaron luego. 

Y cogió dos magnolias, 
se las puso en el pecho... 
Las dos magnolias blancas 
deshojaron sus pétalos. 

Y cogió dos panales, 
se los puso en el pecho... 
Y la miel y la cera 
se helaron en el viento. 

—¡Un milagro, Señor, 
un milagro pequeño!

Pero Dios no la oía, 
allá arriba, tan lejos. 

Y un día fue el amor; 
se le entró pecho adentro 
¡y se sintió florida! 
Le nacieron dos senos 
con pico de paloma, 
con temblor de luceros, 
como magnolias, blancos; 
como panales, llenos. 

¡Igual que dos milagros... 
pequeños!

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