Ir al contenido principal

Peruano ilustre: Armando Robles Godoy


Escritor, periodista y cineasta.

Nació en Nueva York, el día 7 de febrero del año 1923 y fue hijo del ilustre peruano Daniel Alomia Robles. Llegó a vivir en el Perú, diez años después de su nacimiento, en 1933. 

Cursó estudios en la universidad San Marcos, primero en Medicina y luego en Letras, pero no llegó a terminarlos, por motivos de vocación y amor a su más grande pasión: el cine.
En su labor de periodista, en la década de los años 60, durante 7 años, publicaba una columna en el suplemento dominical de El Comercio, titulada: "Lenguaje misterioso"; esta columna la retoma en los 90.

En su faceta de cineasta, escribió y dirigió las siguientes películas: "Ganarás el pan" (1964), "En la selva no hay estrellas" (1967), "La muralla verde" (1970), "Espejismo" (1972), "Sonata Soledad" (1978), "Imposible Amor" (2003). 

También fue un gran escritor. Publicó "Veinte casas en el cielo" (novela), "El amor está cansado" (novela), "La muralla verde y otras historias", "Un hombre flaco bajo la lluvia" y "12 cuentos de soledad". Es importante rescatar que Robles Godoy ha sido finalista en varias oportunidades en la bienal de cuento, COPÉ y sus cuentos "Tercer acto" (1981) y "Elipsis" (1998) ocuparon el tercer y segundo lugar.

De todas sus habilidades, la más reconocida y trascendental, sin duda ha sido su trabajo como cineasta. Dirigió por lo menos 25 cortometrajes, además de una telenovela de 100 capítulos, cuyo título fue "Los recién llegados", en su momento censurada en Perú por la dictadura militar de Juan Velasco Alvarado. La mayoría de sus películas fueron premiadas internacionalmente.

El  26 de julio del 2010, este gran peruano fue internado en el hospital Casimiro Ulloa, de Miraflores, producto de las secuelas de un accidente vehicular. El 10 de agosto, tras haber sido trasladado a Cuidados Intensivos del hospital Rebagliati, debido a un paro cardiorrespiratorio, se apagó un genio. //


"Veinte casas en el cielo", es un relato apasionante, que narra la historia "de un idealista que quiere dedicar su vida a la redención del hombre, y funda una ciudad de utopía en las estribaciones de la serranía del Perú", tal y como se hace mención en la contracarátula de la edición publicada por "populibros peruanos", en los años 60's (No se encuentra la fecha de edición en ninguna parte del libro).

El trasfondo de esta novela, a mi parecer, encierra la evidencia inminente y eterna, de una nación que por siempre estará dominada por las clases políticas, que a su vez, cuenta con un poder invisible que ni siquiera favorece a sus mercenarios en los momentos de decisión. Robles nos dice que el hombre es capaz de todo, incluso de ir en contra de los suyos, y que pese a guardar cierta conciencia, las masas invisibles que gobiernan este sistema, terminarán por derribar cualquier semblante. Y entonces, uno podría preguntarse sobre los sueños y anhelos; pero ahí que la conspiración (que no es otra cosa que la diferencia de pensamientos infundados), termina por destruir todo resquicio de intención, y con ella la vida sucumbe sin retroceso. (M.V.)

Comentarios

Entradas populares de este blog

Tradición: patrona de Tarapoto

    Patrona de la Santa Cruz de los Motilones en Tarapoto       Todos los pueblos guardan en cada uno de sus habitantes diversos matices de júbilo, devoción, algarabía y festividad; motivados por la llegada de una fecha muy significativa, por lo general de carácter religioso. En la ciudad de Tarapoto se celebra la patrona de la Santa Cruz de los Motilones, fiesta que se inicia el 07 de julio y concluye el 19 del mismo mes. Cuentan nuestros abuelos, que para la llegada de esta gran fiesta, los cabezones se preparaban con anticipación casi un año. Ya sea sembrando yuca, maíz, plátano y otros productos de panllevar, así también como la crianza de gallinas, pavos y chanchos. Cuando faltaban pocos meses para la celebración, los cabezones con sus respectivos ayudantes cosechaban los productos y seleccionaban las gallinas y chanchos para esperar la llegada de la gran patrona. La primera semana de julio, las mujeres se dedicaban a la preparación del masato de yuca y chicha de maíz.  El 07 de j

Libros: El gallo gallina

El gallo gallina La novela de Oswaldo Reynoso “El gallo gallina”, editada por una editorial peruana que ha tenido a bien transcribirla de un original publicado a mimeógrafo, según palabras del autor, hace más de cinco décadas, es una verdadera muestra de ingenio, por ser un compendio de sucesos narrados en distintos tiempos y estilos literarios. Una “gallo gallina” es un gallo de pelea que se asemeja a una gallina en apariencia; con esta peculiaridad, engaña a su rival, a quien después de haber confundido y al punto de alterarle las hormonas, logra vencerlo. El de esta historia, por la trama y su mismo nombre, “Civilísimo”, es un gallo de suma importancia. Tanto su dueño, apegado a su animal al punto de llorar por él y embriagarse al máximo, el adolescente que por desgracia lo hurta, el cocinero que parece haber pactado con el diablo para obtener la receta de una pachamanca sin igual, los inoportunos apristas, los maestros oradores y sobones, los mendigos, y finalmente, el minist

El abuelo Wilmaco

Hace unos días, en Trazos, mi amigo Reymer y yo celebramos con un six pack de latas la culminación de su novela  El abuelo Wilmaco . Se trata de una historia ilustrada que habla del amor, no solo del que sentía Wilmaco por Romina y su hijo Yaro, también del amor hacia la naturaleza. Conocí a Reymer hace unos años y desde entonces hemos sido muy amigos. No. Mentira. La verdad es que casi no lo veo, pero sí hemos coincidido en varios eventos literarios y, para ser francos, siempre he admirado su determinación y compromiso con la literatura. Cuando me dijo que ya había culminado su proyecto y me envío sus escritos para leerlos, además de sentirme muy feliz de su logro, no dudé un segundo en ser partícipe de su edición y publicación. Y, ergo, he aquí el resultado. El abuelo Wilmaco  resalta a los hombres del campo dedicados al trabajo por un futuro prometedor. Pero la vida es incierta, agradable y nefasta a la vez. Esa es la vida, y Wilmaco, con sus nueve décadas, lo sabe y entiende