Artículo sobre El bagrecico


EL ESCENARIO REAL DEL CUENTO "EL BAGRECICO" DE FRANCISCO IZQUIERDO RÍOS 

Con ocasión de la celebración del Centenario del nacimiento de Francisco Izquierdo Ríos, tuvimos la oportunidad de verificar los parajes que marcan el itinerario de "El bagrecico", el cuento más hermoso del más ilustre escritor sanmartinense. 

Francisco Izquierdo Ríos nació en Saposoa; su padre, don Francisco Izquierdo Saavedra, tenía un fundo a orillas del riachuelo San Andrés, el cual desemboca en un riachuelo más grande llamado Serrano, a unos cuatro kilómetros aproximadamente, al este de la ciudad. Para llegar a la finca, por la sinuosidad de su recorrido, tenían que cruzar infinidad de veces el Serrano (para ser más exacto, veintitrés veces), por lo que, hace pocos años, para sortear tantas "chimbadas", construyeron un camino carrozable bordeando la margen derecha de la quebrada. Es  indudable, entonces, que Francisco Izquierdo, durante su niñez, tuvo que cruzarlo en incontables ocasiones.

Ahora acompañemos al Bagrecico en su partida: 

"Vivía en ese remanso de la Selva Alta del Perú, un riíto con lecho de piedras menudas y delgado rumor… Y cuando el riachuelo se estremecía con el amanecer, el bagrecico partió aguas abajo", anota Panchito Izquierdo, al inicio de su relato.

"Después de dos días y medio entró por la desembocadura del riachuelo en un riachuelo más grande… El nuevo riachuelo corría por entre el bosque haciendo tantos zigzags, que el bagrecico se desconcertó. `Este es el río de las mil vueltas que me indicó el abuelo´, recordó". La alusión al riíto San Andrés que desemboca en el riachuelo más grande llamado Serrano, el de las mil curvas, es pues, innegable.

"Después de una tormenta, que perturbó la selva y el riachuelo, oscureciéndolos, el viajero entró en un inmenso claro lleno de sol; a través de las aguas ligeramente turbias distinguió un puente de madera por donde pasaban hombres y mujeres con paraguas. Pensó: `Estoy en la ciudad que el riachuelo de las mil vueltas divide en dos partes, como me indicó el abuelo…´". La quebrada del Serrano divide a la ciudad de Saposoa en dos partes o cuarteles y, hasta mil novecientos sesenta y cinco, año en el que se construyó el puente de concreto, había un puente de madera techado con calaminas. La hermosa estructura de madera era similar al de otro puente sobre la quebrada de Intiyacu, muy cerca de la ciudad de Bellavista. 

"En la ancha desembocadura del riachuelo de las mil vueltas, tuvo miedo; las aguas del riachuelo desaparecían, encrespadas, en un río quizá cien, doscientas veces más grande que su humilde riachuelo natal. Permaneció indeciso un rato… luego se metió con coraje en las fauces del río… Las aguas  eran turbias y corrían impetuosas…". La ciudad de Saposoa está ubicada en la orilla izquierda del río Saposoa, en la que desemboca el Serrano. La referencia de esta cita a la desembocadura del riachuelo de las mil vueltas en el río Saposoa, es nítida y contundente. La turbidez y la impetuosidad de este río se registran, generalmente, después de una copiosa  tormenta.

El bagrecico "no tuvo otro camino que seguir adelante… El río turbio, después de centenares de kilómetros de tupida selva, entregaba sus aguas a otro mucho más grande… Se extrañó de escuchar un vasto y constante runrún musical. Débese a la fina arena y partículas de oro que arrastran las violentas aguas del río". Esta cita nos ubica ya en el río Huallaga, al cual tributa su caudal el río Saposoa. "El vasto y constante runrún musical" se puede escuchar tan pronto se ingresa a él, en canoa o en balsa, debido al sonido del cascajo que arrastra en su lecho el caudaloso río. 

"Cerros de sal de piedra marginan también, en ciertos trechos, este río bravo. Blancas montañas resplandecientes. Al bagrecico se le ocurrió lamer una de esas minas durante una media hora, luego reanudó su viaje con mayor impulso". Estos cerros de sal de piedra se llaman las Minas de sal de Pilluana, a la orilla derecha del río Huallaga. Todo viajero que se dirija de Saposoa a Tarapoto por la carretera Marginal los puede observar, están al frente del Abra Machungo, el paso que traspone la carretera hacia el valle del río Mayo.

"Un espantoso fragor que venía de aguas abajo, le aterrorizó sobremanera. Pero él juzgó que, seguramente, procedía de `los malos pasos´, debido al impresionante salto del río por sobre una montaña, grave riesgo del cual le habló mucho el abuelo…". Estos "malos pasos" corresponden a tres impresionantes caídas de agua en el Pongo de Aguirre: el Estero, el Vaquero y el Chumía, rompen el último ramal de la Cordillera Oriental y nos traspasan ante la inmensidad de la planicie selvática, llamada Selva Baja.

"En plena jungla, el voluminoso río desaparecía en otro más voluminoso". Esta mención se refiere al río Marañón, al cual tributa sus aguas el río Huallaga. En seguida Francisco Izquierdo afirma: "El nuevo río, un coloso, se unía con otro igual, formando el Amazonas, el río más grande de  la Tierra". Solo queda decir que el otro río igual, al que se une el Marañón, es el río Ucayali.

"El retorno a su riachuelo natal (después de conocer el mar) fue difícil… Con su heroica voluntad dominaba el desaliento… Vencía todos los peligros".

Hoy, a aquel viejo bagre, de barbas muy largas que conoció el mar y regresó al penumbroso remanso de su riachuelito, los peces niños y jóvenes ya no podrán decirle "Abuelo, yo también quiero conocer el mar". Los efectos de la deforestación están disminuyendo ostensiblemente el caudal de los ríos; la depredación y la contaminación están amenazando la misma existencia de los peces en todos los ríos de nuestra Amazonía. 

(Darío Vásquez Saldaña)

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