Ir al contenido principal

Relato: Había una vez una ciudad...


Había una vez una ciudad... 

Oswaldo Gonzaga Salazar  
Talara (1942) Profesor de lengua y literatura, egresado de la Universidad Nacional de Trujillo Simón Bolivar. 
Libro inédito: "Vislumbrando lo real maravilloso", trabajo literario-antropológico. 


Manuel Fasabi acercó un pequeño tizón para prender su cigarro de hojampi recién preparado, exhaló el humo y se aprestó a narrarnos la siguiente historia tantas veces contada por sus abuelos y que yo también la trasmito ahora a ustedes: Había una vez, hace muchos años, en la época del esplendor incaico, una ciudad luminosa, con arcos y portales dorados, de calles bien alineadas y hermosos recreos y paradisiacos parajes, donde todas las tardes, al declinar el sol, los crepúsculos le daban mágicas tonalidades al paisaje, y por eso le llamaban: la ciudad encantada.

Años después, en la época de la colonia, apareció el nefasto capitán español Lope de Aguirre, conquistador codicioso, asesino implacable, que sembró el terror en toda esa región y lo único que le interesaba eran las riquezas que había venido a saquear, como muchos que vinieron con la fiebre del oro en la trágica expedición de "Los Marañones" buscando el Dorado.

Se dice que tenía el brazo derecho más largo que el izquierdo, tal vez aludiendo a su desmesurada ambición. "El Tirano" como le apodaban, aprovechando su espesa barba, ojos azules y enorme estatura, infundía temor y hasta pánico. El intrépido asaltó el templo mayor donde los moradores se encontraban reunidos y se apoderó de los dioses de oro y plata. En medio de los gritos, el desorden y la confusión, junto a la puerta de salida, donde el audaz aventurero apenas podía sostener el peso de su carga, dejó caer un ídolo que se sumergió hasta el fondo de un pequeño charco; este se fue agrandando, se formó un remolino de espumas y para sorpresa de todos, se fue convirtiendo en una enorme laguna. "El Rebelde", como también le apodaban, por sus abiertos choques y constantes enfrentamientos con la autoridad española, enrumbó hacia Loreto llevándose los otros tesoros. Mientras tanto, toda la ciudad fue tragada por la laguna, quedando casi todo en escombros.

Los moradores, sin entender todavía por qué se habían llevado a sus dioses ocasionando tanta desgracia, tuvieron que ponerse a buscar un lugar apropiado para fundar un nuevo pueblo. Lo ubicaron entre un río y el riachuelo de Balsayacu conocido como él ingainal (donde abunda el árbol llamado ingaina). 

La vida pacífica a que estaban acostumbrados la dedicaban a la caza, la pesca y las sencillas tareas agrícolas en esta naturaleza tan pródiga que atrajo además a gentes de otros grupos llamados "Los motilones", ubicados en la parte alta de Lamas. Ellos se desplazaban hasta estos lugares, corno buenos cazadores que eran, para aprovechar la abundancia que la naturaleza les brindaba, tanto así que llegaron a establecer su campamento junto al río. Los pobladores del ingainal fueron bajando también por el río y se asentaron en esos sitios, se unieron poco a poco y llegaron a conformar un solo pueblo. 

Y cuentan que mientras un grupo de lugareños se bañaba, una vez terminada la faena diaria, un enorme sapo se metió entre las ropas buscando comida; ya se escapaba arrastrando una bolsa en la que se había enredado y fue entonces descubierto por un bañista que exclamó: ¡Sapo sua! ¡Sapo sua! (sapo ladrón). Y desde entonces, tanto el río como la ciudad fueron bautizados con el nombre de Saposoa. Ese es el origen de la ciudad actual. La antigua está convertida en una inmensa laguna, un lugar a donde pocos pueden llegar, y se dice que desde el fondo emerge ―y hay quienes aseguran haberlo visto― un enorme macho feroz como un mitológico toro negro que bota espuma por la boca, lanzando furiosos bramidos que resuenan en la lejanía.

No fue evangelizar el principal propósito de los españoles al ingresar a la región selvática, sino saquear los tesoros de los pueblos indígenas. Fue la fiebre del oro, la búsqueda del Dorado. Los metales preciosos determinaban el grado de riqueza en Europa, marcaban la pauta, y los conquistadores querían hacerse ricos en un santiamén. Lope de Aguirre fue uno de ellos. Muchas leyendas se han tejido alrededor de su imagen de conquistador cruel y sanguinario. El primer saqueador en el departamento de San Martín. Otros tipos de saqueos se han producido después; pero el daño que él le hizo a esa ciudad fue inmenso hasta destruirla totalmente.//

Comentarios

Entradas populares de este blog

Jerga: Cutra

Es uno de tantos términos del lenguaje vulgar aún no aceptado por la Academia de la Lengua Española de nuestro país, pero usado por todos los peruanos, cuyo significado está contextualizado con el soborno y vueltos de sobrecostos en el submundo de la corrupción. Me arriesgo a opinar que el origen de este término está en la preposición contra, que semánticamente, denota oposición y contrariedad. A mediados del siglo pasado, en que se originó esta jerga, los  facinerosos que cometían  este tipo de delitos económicos, eran conscientes  de que estaban actuando en contra de la ley. "Hagamos la contra". Supongo que para "esconder" la fechoría y no sentirse acusados por esta palabra, simplistamente, derivaron el término de contra a cutra. Así la preposición contra dio origen al sustantivo cutra que sometido a la acción toma categoría de verbo: cutrear. Actualmente, sigue siendo conjugado en las tres personas gramaticales, en singular y en plural.    (  Lucio Córdova Mezo

Tradición: patrona de Tarapoto

    Patrona de la Santa Cruz de los Motilones en Tarapoto       Todos los pueblos guardan en cada uno de sus habitantes diversos matices de júbilo, devoción, algarabía y festividad; motivados por la llegada de una fecha muy significativa, por lo general de carácter religioso. En la ciudad de Tarapoto se celebra la patrona de la Santa Cruz de los Motilones, fiesta que se inicia el 07 de julio y concluye el 19 del mismo mes. Cuentan nuestros abuelos, que para la llegada de esta gran fiesta, los cabezones se preparaban con anticipación casi un año. Ya sea sembrando yuca, maíz, plátano y otros productos de panllevar, así también como la crianza de gallinas, pavos y chanchos. Cuando faltaban pocos meses para la celebración, los cabezones con sus respectivos ayudantes cosechaban los productos y seleccionaban las gallinas y chanchos para esperar la llegada de la gran patrona. La primera semana de julio, las mujeres se dedicaban a la preparación del masato de yuca y chicha de maíz.  El 07 de j

El abuelo Wilmaco

Hace unos días, en Trazos, mi amigo Reymer y yo celebramos con un six pack de latas la culminación de su novela  El abuelo Wilmaco . Se trata de una historia ilustrada que habla del amor, no solo del que sentía Wilmaco por Romina y su hijo Yaro, también del amor hacia la naturaleza. Conocí a Reymer hace unos años y desde entonces hemos sido muy amigos. No. Mentira. La verdad es que casi no lo veo, pero sí hemos coincidido en varios eventos literarios y, para ser francos, siempre he admirado su determinación y compromiso con la literatura. Cuando me dijo que ya había culminado su proyecto y me envío sus escritos para leerlos, además de sentirme muy feliz de su logro, no dudé un segundo en ser partícipe de su edición y publicación. Y, ergo, he aquí el resultado. El abuelo Wilmaco  resalta a los hombres del campo dedicados al trabajo por un futuro prometedor. Pero la vida es incierta, agradable y nefasta a la vez. Esa es la vida, y Wilmaco, con sus nueve décadas, lo sabe y entiende