La libertad de la mosca


(Miuler Vásquez González)

A ti te envidio
mosca
que sientes placer
cuando te posas sobre desechos
y me miras
mofándote de mi desgracia.

Te envidio
cuando frotas tus patas traseras
y haces gestos 
con tu asquerosa mandíbula.
¿O es insinuación acaso?

¡Mosca maldita!
¿Será posible asegurar
que estuviste incluida
en el proyecto del Creador?
¿Te apareciste de la nada
o te creó el demonio?

Poco me importa, 
sabes,
y te envidio
no porque perteneces
a  lo desagradable.
Yo,
mosca,
te envidio
porque abusas de la libertad
y casi siempre
te sales con la tuya.

No soy el único,
te advierto,
que te envidia:
todas las personas lo hacen.
Sí, 
mosca,
tienes mucha suerte:
todos quieren matarte
porque eres libre.

Y tú
nunca te preocupaste
por cambiar;
mientras que nosotros
qué no daríamos
por caerle bien a los demás.
Si así no lo hacemos
nos odian también
y al odiarnos
se hacen esclavos de la justicia.
¡Libres, nunca!

En cambio tú,
tú vas donde quieres,
haces lo que te viene en gana
y nunca
nadie
se vio obligado
a darte consejos.

Vives, 
tú,
Mosca,
como un rey.
¡Qué digo!
¡Más que un rey!
Porque a ti
no te importa nada,
ni siquiera tu bienestar.

¡Mosca!
¡Quiero tener tu libertad!
Y si no la puedo tener,
tampoco
puedo dejar que vivas.

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