«Tunchi», resultados de Amazonía ancestral

Escribe: Connie Philipps.

«Tunchi» reúne los cuentos ganadores y finalistas de la sexta edición del concurso “Amazonía ancestral”, que editorial Trazos (2023) ha publicado para los ávidos lectores de relatos fantásticos. En sus 136 páginas encontramos estremecedoras historias sobre unos de los personajes míticos que pervive en la cosmovisión de nuestros pueblos, el tunchi, tal como lo nombramos en la Amazonía.

Encontramos a «El hombre que no podía soñar», de Edgar Norabuena; «Guardiana de almas, el Tunchi asecha», de Teresa Córdova; «El templo de los tunchis», de Marco Antonio Guzmán; «La Tunchi de víbora enroscada», de Frank Alexander Torres; «El perdón», de Elsa Angulo; «La carretera de Almudena», de Flor Libertad Linares; «Tunchi», de Rixer Grández; «Al acecho», de Poldark Mego; «Tunchi victorioso», de Julio César Linares; «Sólo eras tú, Martín», de Edgar Norabuena;  «Don Federico y su cuadrilla de tunchis», de Luis Enrique Castillo y  «El Tunchi de don Roberto», de Darwin Córdova.

Son doce relatos precedidos por doce magníficas ilustraciones del artista plástico Fortunato Meza Julián, cuyo misterio se acentúa porque reproducen con gran impacto a este personaje y que, junto a la cubierta, donde se observa a la representación de este espíritu que vaga junto a su corcel buscando víctimas para «amar», es decir, para llevárselas a sus dominios, son un bocado para los entusiastas lectores.

Este reciente libro se añade a la colección Amazonía Ancestral de Trazos, que ya tiene a «Chullachaqui», «Runamula», «Yanapuma», «Lamparilla» y «Yakuruna» entre los libros más solicitados, por hacer de estos personajes míticos del acervo cultural amazónico protagonistas de las más fantásticas historias.

La recreación de este ser fantástico, nos revela, en algunos de los doce cuentos seleccionados, un espíritu tenebroso que busca atrapar el alma de los elegidos, cuya presencia es acompañada de un silbido agudo, profundo, escalofriante; en otros, el tunchi se delata en un ser esquelético de ojos brillantes y aliento pestilente; es el espectro que se aparece para aterrar mientras clama por algo que le pertenece, o es un bulto que luego se muestra como una mujer que se niega a reconocer que está muerta y deambula con una víbora en el cuello. Otros personajes, como brujos que se transforman, madres que rezan y encomiendan el alma a lo más sagrado o entran en contrición, así como exploradores en lugares místicos y afectados amantes aumentan la atmósfera misteriosa, agreste y oscura de los escenarios. Melancolía, soledad y culpa complementan estos relatos en donde el tunchi es amo, donde cada palabra parece advertir que, si lo encuentras, no lo mires, no sea que te lleve a donde nadie sabe qué hace con las almas de los atrapados.












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