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Escuchar con los ojos


LA LECTURA COMO PODEROSO INSTRUMENTO DE DOMINACIÓN O LIBERACIÓN 

“Escuchar con los ojos” 


Agradezco algunas felicitaciones de entusiastas lectores de mis modestos artículos en esta columna lupunense. Sugieren que trate sobre religión, lectura: en el sentido por qué leemos lo que leemos y por qué nos alejamos la mayoría de la lectura educativa; que escriba sobre televisión, cultura de los pueblos originarios y profundice más sobre la cultura y literatura en el capitalismo. Lo que más me inquietó fue que en un correo electrónico me piden que trate sobre ¿Cómo sería la cultura en una sociedad diferente a la capitalista? Interesante.
Elegí primero sobre lectura o ¿por qué leemos lo que leemos? En mi artículo anterior, “Lo que nos deja el 2014 sobre lo que estamos leyendo los peruanos”, doy cuenta del informe estadístico del Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe (Cerlalc) y de la Cámara Peruana del libro, según los cuales somos líderes en lectura de periódicos “chicha”, y, en libros la más leída “50 sombras de Grey” de E.L. James, que es una novela erótica con elementos de las prácticas sexuales llenas de dominación y sumisión, sadismo y masoquismo. La pregunta sería ¿por qué nos gusta leer más sobre prensa morbosa que banaliza la información (llena de chismes) y libros eróticos (o libros que nos hacen sufrir)?
Al final del artículo mencionado digo: “Los artistas y escritores 'asépticos' son una cruel creación de esas minorías que controlan qué debemos leer”. Eso es así, en la medida también como hay minorías que controlan el poder económico y, hablando las cosas por su nombre diremos, son esas minorías capitalistas que urden las estrategias también de control mental de la población, porque, el sistema que estamos viviendo -capitalismo- el ser humano es una mercancía, es un objeto manejable y comprable, que, cuando niños se orienta qué debemos leer, qué debemos querer y a quien debemos apoyar, para seguir manteniendo las estructuras económicas y sociales tal y como están organizadas donde una minoría privilegiada es la que decide nuestra vida, por ello también cuando el ser humano envejece y ya no sirve como trabajador se lo desecha sin ninguna consideración. El dictador Fujimori que fue el que aplicó esta ideología en el Perú desde la década del 90 con mayor fiereza y crueldad dijo para los ancianos “estos que es lo que reclaman si ya van a morir”. En consecuencia, los que controlan el poder económico a través de su ideología -liberalismo en su origen, neoliberalismo actual- desnaturalizan al ser humano en su búsqueda de sólo riqueza y, riqueza implica desigualdad... Esa es la cosmovisión del capitalismo.
La cosmovisión del capitalismo, que lo transmiten por los medios de comunicación, por la educación en las instituciones educativas, universidades y por cuanto medio puedan hacerlo, prácticamente destruye la cooperación natural, individualiza patéticamente el éxito cuyo principal componente va a ser el dinero, quién tiene más dinero es más exitoso por más bestia que sea como ser humano, produciendo antivalores como el egoísmo, el individualismo, la envidia, enfrentando ser humano contra ser humano -la meritocracia- y además produciendo una sensación de soledad y de falta de amor. Así, en esas condiciones de despersonalización en forma muy sutil y persistente y en distintas formas nos hacen odiar palabras, términos, conceptos, ideas, personas, libros, arte y, nos hacen leer y ver lo que ellos los capitalistas quieren para seguir manteniendo su poder. Otras veces lo hacen abiertamente, por ejemplo, capitalismo no podemos hablar sin que nos tachen de algo malo; el socialista, el comunista son odiados y son términos despreciables, todo lo que esté en contra del capitalismo es despreciable y fracasado -ahora terroristas- en cambio el capitalista es “trabajador” “emprendedor”, “progresista”, amante de la música supuestamente moderna “rock”.
Los capitalistas saben mejor que nosotros que la lectura es un poderoso instrumento de dominación y también puede ser un poderoso instrumento de liberación, por ello orientan nuestras lecturas hacia lo neutro, que no hable nada de nuestras penurias, hambres y pobrezas, por el contrario nos orientan hacia la banalización, lo  morboso, el chisme como desfogue, distracción y salida de nuestros problemas y los problemas de la sociedad. Quien ose hablar de los problemas humanos y sociales y contra el capitalismo, ahora es un terrorista, antes era un antisocial. Sin descanso y, por todos los medios posibles, buscan mantener sus privilegios y a la gran masa de gente sin conciencia, totalmente entumecidos mentalmente e incapaces de expresar sus capacidades humanas, una masa de trabajadores amorfos, incapaces también de indignarse y reclamar e integrarse a sus luchas reivindicativas.
El capitalismo necesita de seres humanos dóciles, obedientes y resignados, gente que no lea o si no obligados a leer y escribir al gusto de ellos, conocimientos superfluos, inútiles, muertos, alejados completamente de la vida práctica, si haces lo contrario te desechan, te ponen a un lado y en el peor de los casos te calumnian.
Necesitamos entonces cambiar este estado de cosas, hacer que el acto de leer sea un proceso auténticamente dialéctico que relacione el texto con la realidad, con la vida práctica, “escuchar también con los ojos”. Que leer signifique conocer el mundo para transformarlo. Hoy más que nunca necesitamos leer libros que nos ayuden también a leer la realidad y nos impulsen a contribuir en la forja de una sociedad justa y bella, como seres humanos tenemos ese derecho y unirnos con todos los que empiezan a leer y pensar de esa misma manera, debemos sacar el capitalismo de nuestra cabeza porque sólo piensa en acumular riqueza a toda costa, porque genera individualismo, egoísmo y desigualdad; necesitamos acumular bondad, solidaridad, amor y frente a la desigualdad debemos sembrar a cada quien según su capacidad y según su necesidad: sentir, vivir, reflexionar, practicar y transformar es el signo de nuestro tiempo. Mientras el sueño de la justicia social no sea olvidado habrá esperanzas de una vida mejor. Es lo justo. Que leer ahora, sea un poderoso instrumento de liberación. //

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