Relatos cortos


Autor: Miuler Vásquez González


Asustada

"Vuelve Vida, no te apagues; regresa, y déjame tus labios. No es mortal la condena, debes saberlo: es sólo que las canas se han entumecido en mis copiosas vértebras y las arrugas han arruinado el sabor de mis besos; pero Vida, el pecado es honroso en los conventos de mi alma". Vida: "Extiende las cuerdas de mis redes a tu antojo, abre las fauces de los caminos que te han extraviado, y desciende despacio sobre mis cavidades enrojecidas; quién puede dudar de tus ojos". Más tarde: "Eres una puta barata: me has abrigado con intereses". Vida: "Fuiste tú".


Los pájaros, las abejas

 Los resúmenes estuvieron en paz un tiempo hasta que llegaron las enciclopedias. Con ellas aparecieron los gráficos, los mapas, los informes detallados y una que otra innovación como los "ardides", las "tramas" y el "drama"; pero la cumbre de lo exagerado surgió con el "invento especulativo". Los "inventos especulativos", por lo general, eran trabajos aislados sobre el espacio, mares, o tierra, que asiéndose de argumentos nada demostrados, hacían surgir reflejos. Todo parecía bueno, y aunque no faltaron detractores sugiriendo el rechazo, las verdades a medias se apresuraron a embadurnar las mentes. Fue ahí cuando a alguien se le ocurrió hacer una enciclopedia de resúmenes, y, ¡qué gran invento!, fuimos salvados. ¡Ah!, me olvidaba, "Los pájaros y las abejas" es el título de una fábula.
 
Estéril, frígida

Alguna experiencia la marcó sin que por ello se sintiera obligada a desterrar sus ansias de continuar; aquella vez, si es que existió tal, sus entrepiernas se llenaron de lágrimas rojas y sus espacios, que merecieron un tiempo atrás la total reverencia de otros mortales lejos ya de su presencia, optaron por congelarse y por adoptar el rechazo al calor. Entonces no hubo consuelo que sirviera para su espanto, ni caricias, ni retenciones de bondad perpetua.

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