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Borges y el mundo


El universo se parece al Borges infinito que apenas conocí. Y es que, como lo dice siempre mi amiga M.O.Z., que vive en Palermo, argentinísima, debe de ser que "Nadie lee completo a Borges". 

No hace mucho, cuando tuve la oportunidad de ir, no sé si a la treinta y siete, o treinta y ocho, feria internacional del libro de Buenos Aires, un periodista argentino, director de un diario local importante, y un escritor colombiano de nombre Héctor Abad, también periodista, explicaban, dentro del marco de la presentación de dos libros (naturalmente escritos por ellos mismos), cómo habían llegado a coincidir en cinco poemas inéditos de Borges.

En otras salas, a las que no pude ir porque la feria de Buenos Aires es del tamaño de dos estadios por lo menos y las actividades se dan en paralelo,  habían exposiciones, presentaciones de libros y más, relacionados a este argentino universal. 

Tuve oportunidad de comprar y leer algunos libros de Borges, entre ellos El Aleph, Historia universal de la infamia, El libro de los seres imaginarios, Ficciones, El libro de arena, Historia de la eternidad, Nueva antología personal y El hacedor. Admito que Borges me perturba mucho cuando lo leo; pero igual me agrada leerlo.

De los libros borgianos que me atreví a leer, siempre oteando en la manía de este hombre de mezclar lugares históricos con ficticios, el relato "El hacedor", incluido en el libro del mismo nombre, me conmovió sobremanera. Cuando terminé, supe que era Homero, el ciego que narraba la Odisea. Dos cosas, hasta tres. Uno: También Borges acabó ciego; dos: quien no ha leído la Odisea, no encontrará a Homero en el relato; tres: otro relato poético pero en prosa, en el mismo libro, que hoy publicaremos y que merece leerse, es "Borges y yo".  

(El director)// 

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