Gavino Quinde Pintado
Poesía - Gavino Quinde Pintado
Gavino Quinde Pintado
Singular forma que la madre tierra
alberga en la polícroma llanura
cual un oscuro cinturón que fuera
de un poderoso titán que escala mundos.
Nace en un concierto de fragorosos ríos
en medio de los bosques tropicales
y se alarga uniendo al suelo peruano
con un extremo del Océano Atlántico.
¡Oh afanosas aguas que pujantes ruedan
cual corrientes de mar llevando vida
recogiendo las gotas cristalinas
que vienen de las cumbres y los Andes!
Cuando Orellana llegó a sus orillas
y vio tal fortaleza entre sus aguas
bendijo el día en que sus pasos dieron
con el más grande río del Nuevo Mundo.
Y hoy de esa expresión que primeriza fuera
una sincera visión del navegante
se ha agrandado con el paso de los siglos
hasta ser el más grande del planeta Tierra.
Apuesta
En una tarde de difusas claridades
y cuando ya fenecía el caluroso día
una encontrada pelea de rabiosos perros
se desató en el tranquilo vecindario.
Muchas personas corrieron alborotadas
a ponerse en austero buen recaudo
en tanto otros atizaban diligentes
la diversión que gratuita se ofertaba.
De lejos, dos amigos que miraban
la justa de rabietas encontradas
en un arranque de sediento chance
uno de ellos expresó a su amigo:
—¡Hagamos una apuesta, buen vecino!
—¡Sale! –respondió el otro, diligente.
—¿A quién te vas, si se puede saber? —
preguntó el que recibiera la propuesta;
y el desafiante, con total simplonería,
—¡yo me voy al que gana! —contestó.
Con esto, la emoción cual llanta desinflada
sin más, en sus haberes, terminó.
Río Amazonas
Singular forma que la madre tierra
alberga en la polícroma llanura
cual un oscuro cinturón que fuera
de un poderoso titán que escala mundos.
Nace en un concierto de fragorosos ríos
en medio de los bosques tropicales
y se alarga uniendo al suelo peruano
con un extremo del Océano Atlántico.
¡Oh afanosas aguas que pujantes ruedan
cual corrientes de mar llevando vida
recogiendo las gotas cristalinas
que vienen de las cumbres y los Andes!
Cuando Orellana llegó a sus orillas
y vio tal fortaleza entre sus aguas
bendijo el día en que sus pasos dieron
con el más grande río del Nuevo Mundo.
Y hoy de esa expresión que primeriza fuera
una sincera visión del navegante
se ha agrandado con el paso de los siglos
hasta ser el más grande del planeta Tierra.
Apuesta
En una tarde de difusas claridades
y cuando ya fenecía el caluroso día
una encontrada pelea de rabiosos perros
se desató en el tranquilo vecindario.
Muchas personas corrieron alborotadas
a ponerse en austero buen recaudo
en tanto otros atizaban diligentes
la diversión que gratuita se ofertaba.
De lejos, dos amigos que miraban
la justa de rabietas encontradas
en un arranque de sediento chance
uno de ellos expresó a su amigo:
—¡Hagamos una apuesta, buen vecino!
—¡Sale! –respondió el otro, diligente.
—¿A quién te vas, si se puede saber? —
preguntó el que recibiera la propuesta;
y el desafiante, con total simplonería,
—¡yo me voy al que gana! —contestó.
Con esto, la emoción cual llanta desinflada
sin más, en sus haberes, terminó.
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